Revista Cultura y Ocio

Opinión de un torrente de aguas turbulentas de madeleine l'engle

Por Miss_cultura @miss_cultura
OPINIÓN DE UN TORRENTE DE AGUAS TURBULENTAS DE MADELEINE L'ENGLE
Sandy y Dennys siempre han sido los normales y pragmáticos dentro de su excéntrica y extraordinaria familia, pero, un día, estos hermanos gemelos se entrometen accidentalmente en uno de los experimentos científicos de su padre y son llevados a un punto remoto del tiempo y el espacio.En este extraño paraje del desierto donde los hombres conviven con seres angelicales, mamuts enanos, mantícoras y unicornios, los gemelos se verán envueltos en una lucha encarnizada entre el bien y el mal, y el destino de la familia de un hombre llamado Noé y la construcción de una enorme arca en las arenas del desierto.Madeleine L’Engle vuelve a crear una aventura deslumbrante en esta cuarta entrega de El Quinteto del Tiempo, en la que ciencia, mitología, fantasía y realidad se unen inextricablemente para romper todas las barreras de la imaginación.

Siempre que leo un libro de Madeleine L’Engle experimento la misma cadena de sensaciones que se van sucediendo a medida que paso las páginas. Empiezo expectante, sin saber muy bien qué me voy a encontrar. Después, comienzo a desorientarme poco a poco, hasta llegar a un punto en el que creo que no me estoy enterando de nada, hasta que, de repente, llega ese momento maravilloso en el que todo cobra sentido y entonces me doy cuenta (una vez más) de lo inteligente que era esta autora, lo adelantada a su tiempo y lo valiente. Y también me vuelvo consciente de que no voy a ser capaz de hacer una reseña que le haga justicia al libro, porque me parece que es imposible por dos motivos: 1) Obviamente no estoy a su altura. 2) Todos los tomos que he leído hasta ahora de El Quinteto del Tiempo son tan complejos y completos, tan de actualidad a pesar de haber sido escritos muchas décadas atrás, que estoy convencida de que cada lector puede sacar cosas muy diferentes de ellos, en función del momento personal en el que lo lea, del contexto histórico y cultural en el que se encuentre, etc. Aun así, voy a intentar contaros mis impresiones y os animo a que le deis una oportunidad a la lectura para que podáis contarme las vuestras. Un torrente de aguas turbulentas fue publicado por primera vez en 1986 y es el cuarto volumen de la serie El Quinteto del Tiempo. En esta ocasión, nuestros protagonistas son los gemelos Dennys y Sandy, los hijos medianos de la familia Murry. Ellos siempre han sido los más escépticos de la familia, los más «normales», pero, a pesar de la firmeza con la que pisan el suelo de su vida cotidiana, de repente se verán envueltos en un experimento que su padre tenía en curso y aparecerán en una tierra ajena y completamente desconocida. O eso es lo que se creen. Allí donde van a parar, solo hay desierto, personas de estatura mucho más pequeña que ellos, mamuts enanos, criaturas bíblicas y unicornios. Tras un aterrizaje un tanto accidentado, los gemelos conocerán a la familia de un hombre llamado Noé y empezarán a atar cabos hasta darse cuenta de que no han viajado tanto en el espacio como en el tiempo. Durante esta increíble aventura, nuestros protagonistas se enfrentarán a una serie de decisiones importantes que los harán madurar y abrir sus mentes. Mientras tratan de averiguar el modo de volver a casa, no solo ayudarán a reparar una familia, a cuidar un huerto y a construir un enorme arca, sino que también se cuestionarán el papel de las mujeres en la historia y experimentarán su despertar sexual. Porque este viaje temporal será también la transición de la niñez a la adultez de Dennys y Sandy. No puedo decir si este tomo me ha gustado más o menos que los anteriores, lo que sí puedo decir es que, aunque sigue el mismo esquema y utiliza el mismo estilo, me ha parecido bastante diferente a los otros y quizá también el más adulto. Una vez más, Madeleine L’Engle combina realidad y fantasía, ciencia y religión, para crear una aventura fantástica, compleja y sorprendente que me parece imposible que deje indiferente a ningún lector.Opinión de Inés Díaz Arriero

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