Basado en personajes y hechos reales, Come From Away inspira e ilumina lo mejor que podemos ser como seres humanos. Cuenta la historia real de más de siete mil personas de todas partes del mundo que aterrizaron inesperadamente en el pueblo de Gander, en la isla de Newfoundland (Terranova) en Canadá y de los habitantes de este pequeño pueblo canadiense que les dio la bienvenida desde la solidaridad más pura. El 11 de septiembre de 2001 el espacio aéreo americano cerró sus accesos y cientos de aviones fueron desviados de sus destinos, a 38 les tocó aterrizar en esta isla duplicando su población en un instante. Mientras el mundo era testigo de una de las peores atrocidades de la historia, los pasajeros que quedaron varados durante varios días en este pueblo recuperaron su fe en la humanidad gracias a la empatía, dedicación y calidez con la cual los habitantes de este pueblo los recibieron y reconfortaron.
Come from away se ha convertido en uno de mis musicales favoritos (top 5). Me ha devuelto la fe en la humanidad que desde el 11S va cuesta abajo, sin frenos y cada vez siendo un mundo más egoísta, sin valores y estamos muy perdidos. Creo que este musical hace que si estas o te sientes perdida, te encuentres. Este musical se siente como en casa.
Una delicia de adaptación en donde las voces se empastan a las mil maravillas, en donde los solos o dúos de algunos de los protagonistas hacen que se erice la piel y la emoción te invada.
Una producción en la que menos es más. Sí, siempre me quejo de muchas cosas, pero es que cero quejas, de verdad.
El escenario y la iluminación son los pinceles con los que se pinta la emoción en cada canción. Estos dos elementos, crean una atmósfera que van desde la euforia hasta el terror, provocando en el espectador una montaña rusa de sensaciones.
Newfoundland se convirtió en el hogar de casi 7000 personas durante 5 días y este lugar remoto dio lo mejor de sí mismo y lo hizo de tal forma que no solo dejó una huella en estas personas, lo va a dejar en los espectadores, pues te dan ganas de coger un billete y salir corriendo para conocerles.
Una obra coral en la que los actores y actrices se meten en la piel de más de un personaje, son camaleones escénicos y pasar de un personaje a otro sin perder su esencia o perderse ellos es muy complicado, pero te dejan con la boca abierta.
Prefiero escuchar las letras/voces de una canción en un musical, pero casi siempre termino enfadada, puesto que la música a veces eclipsa a ambas. Sin embargo, en esta producción logra un equilibrio perfecto. En donde las melodías se entretejen con las voces como hilos de seda y sentí algo mágico al escuchar todo lo que estas letras nos tienen que narrar.
No tengo ningún personaje favorito, algo inaudito, pues siempre estoy destacando a unos y a otros, pero de todo corazón, para mí, todos tienen algo que los hace únicos e inigualables. Además, ningún personaje sobresale por encima de otro, todos tienen su momento para brillar.
Pero, creo que es una producción coral, en la que todos reman juntos, así que tengo sentimiento encontrado con esto, pero de eso se trata, ¿no?, de unirse y hacer del mundo, un lugar mejor o por lo menos intentarlo.
Come From Away tiene partes en las que lloras y en las que una sonrisa se dibuja en tu cara o te ríes a carcajadas, porque dentro de este día tan fatídico, pues han querido mostrar una cara amable, para que el golpe sea menos (emocionalmente),
Todavía, tengo resonando en mi mente algunas de las melodías de la obra y me acabo de comprar las entradas para volverla a ver. Un indispensable. Hay que verla una vez, por lo menos.