De los orígenes a la madurez
Nació en los albores del vídeo juego como sistema de entretenimiento a nivel comercial, cosechando sus primeros grandes éxitos y asentando sus sólidos cimientos en la ya veterana consola de 8 bits de Nintendo. Fueron sobre todo dos grandes títulos allá por 1986 y 1987 respectivamente, los que marcaron a fuego el carácter del RPG japonés: Dragon Quest de Enix (cuya secuela acaba de recibir un port para dispositivos iOS Y Android) y Final Fantasy de Square. Mundos fantástico-medievales, combates aleatorios por turnos, historias épicas que duraban cerca de una treintena de horas,muchos más diálogos de lo que era habitual en aquella época y la división estructural de estos juegos en tres claras partes: las ciudades, pueblos y mazmorras que explorar y en las que hablar con numerosos NPCs, el mapa del mundo que conectaba los diversos lugares de la aventura y finalmente la escena de combate, en la que luchar y subir de nivel (o huir cobardemente).
La mayoría de estos títulos no salieron del país del sol naciente, y los pocos que lo hicieron tan solo llegaron a Norte América. Sin embargo, a partir de 1990 y con la llegada de la flamante nueva generación de consolas domésticas de 16 bits, el género vivió su época dorada (sobre todo en Super Nintendo), una parte de los grandes JRPGs de la época siguieron sin lograr ver la luz fuera de Japón, pero la apabullante calidad que atesoró el género entre 1990 y 1996 demostraron que había llegado para quedarse y que además, gracias a ciertos elementos como la nueva madurez alcanzada por las historias y los personajes dentro del rol japonés, estaban llevando a la industria a madurar a la par. En esta época surgieron nuevas y flamantes IPs dentro del género de los JRPGs, algunas ahora consideradas estandartes del género como Tales of o Star Ocean, y títulos con los que los juegos de rol japoneses tocaron el cielo antes del inevitable paso a las 3D: Final Fantasy VI, Chrono Trigger, Dragon Quest V, Tales of Phantasia,etc.
Sería sin embargo en la generación siguiente, la precursora e instauradora de las 3Ds de forma definitiva en el mundo de los vídeo juegos, cuando el JRPG alcanzaría la fama a nivel mundial, su consagración definitiva como unos de los géneros más influyentes y populares en la trayectoria de todo gamer…el culpable fue un juego que no necesita presentación: Final Fantasy VII. Con la llegada de los 32 bits y los polígonos llegaron también Sony y su Playstation al mundillo de las consolas domésticas, y con ellas el ocio electrónico alcanzó un nuevo nivel de madurez y expansión. Del mismo modo, con la séptima entrega de la fantasía final el rol japonés llegó a los hogares de todo el mundo para quedarse. La generación de los 128 bits no avistó cambios en el horizonte, Tales of, Final Fantasy, Dragon Quest, Star Ocean, y alguna saga nueva que llegó con fuerza como Kingdom Hearts o el gran éxito de Persona con su tercera y cuarta entrega siguieron demostrando que en el campo de los juegos de rol en consola, la vertiente japonesa seguía reinando indiscutiblemente. La llegada de Microsoft y su Xbox trajeron juegos de rol para gustos más occidentales (es decir, el estilo que había predominado en los juegos de rol para PC) con títulos como Star Wars Caballeros de la Antigua República o Fable, pero aún con todo, el JPRG seguía ocupando su lugar preponderante, con más de 20 años de legado consolero a sus espaldas.
La llegada de las HD y el declive del JRPG
Para tratar esta nueva y reciente etapa, es ineludible hablar de un giro producido en los vídeo juegos en los últimos 6 años: una inevitable y creciente occidentalización de este ocio electrónico. Los gustos de los usuarios han cambiado, ya sea por el éxito de la segunda consola de Microsoft, Xbox 360, que llegó primero he impuso sus condiciones y un gusto más acorde con los usuarios americanos (así es señores y señoras, la americanización/occidentalización también se ha extendido al mundo de los vídeo juegos), más cercano a la atmósfera de los títulos de PC: MMORPG y First-Person Shooters como géneros más representativos.
Esto ha producido a nivel general que todo aquello que huela demasiado a Japón, estilos visuales tipo anime, temáticas y géneros marcadamente nipones pasara a una posición de segunda clase, y eso por supuesto también se ha aplicado al JRPG. Se ha dado la vuelta a la tortilla: Mass Effect, The elder Scrolls, están considerados como los grandes estandartes roleros de la generación que se acaba, y Final Fantasy o Star Ocean han pasado a ocupar la fila de los segundones, titulos como Dragon Quest o Kingdom Hearts se pasaron a consolas portátiles como Nintendo DS o PsP donde el género ha revivido sus días de gloria. Wii ha tenido algún que otro JRPG considerado tanto por crítica como por público digno de los grandes, es el caso de Xenoblade Chronicles y 3DS ha dado destellos de esperanza con una nueva IP de Square-Enix, Bravely Default, pero en el caso de PS3 y Xbox 360 tan solo Ni no kuni (exclusivo de la primera) y la saga Tales de Namco Bandai han mantenido al género a salvo de hundirse, aunque a la deriva…
Y el futuro no parece muy esperanzador, aún con el próximo lanzamiento de Persona 5 para PS3 y PS4 y los anuncios de Kingdom Hearts 3 y Final Fantasy XV, los juegos de rol japoneses (incluso los de sagas de renombre) son mirados ya con lupa y por encima del hombro en comparación con el puesto dominante que ha alcanzado el RPG de corte occidental. Los próximos años serán vitales para el seguimiento del estado de salud del género que una vez fue el rey y el caballo de batalla de una forma de entender los vídeo juegos, el JRPG necesita dar un puñetazo en la mesa o pasará de por vida a una posición secundaria. Esperemos que de algún modo, los combates por turnos, los diseños de personajes con peinados imposibles, los mundos fantásticos y esa forma que tienen los japoneses de contar historias épicas vuelvan pronto a primera línea de batalla.