Cuando una comedia de una cadena en abierto se estrena a estas alturas de la midseason, algo huele a chamusquina. Generalmente son proyectos encargados por las cadenas para rellenar su parrilla, pero en los que no tienen la confianza suficiente para estrenar en otoño… y ni siquiera en la primera línea de midseason, alrededor de febrero, sino que se utilizan sus capítulos (generalmente alrededor de seis en su primera temporada) como piezas de Tetris para rellenar huecos dejados por otras comedias que han terminado pronto, han sido canceladas o están de parón; es difícil que la cosa salga bien. Es la situación de How to Live with your Parents.
Se me ocurren tres comedias que ejemplifican los caminos que puede tomar una comedia en estas circunstancias. Puede ser la nueva Bent (emitida por la cadena en unas condiciones pésimas, sólo para quitársela de encima, y cancelada tras los seis capítulos de su primera temporada), la nueva Don’t Trust the B—- in Apartment 23 (primera temporada de 7 capítulos de la que todo el mundo habla, y consigue segunda temporada, para hundirse en su regreso) o la nueva Parks&Recreation (primera temporada de seis capítulos, renovación y llegar con buena salud a su quinta temporada como una de las mejores comedias en emisión). Sin embargo, para tener vida, una comedia tiene que tener algo distintivo: Parks tiene el mejor balance de comedia y adorabilidad de la televisión, Apartment 23 sorprendía, aportaba aire fresco y tenía unos protagonistas memorables; e incluso Bent tenía su encanto para aquellos que la seguimos (este año sus protagonistas están demostrando su valía como invitados en New Girl y The Good Wife), pero NBC no le dio ni una mínima oportunidad. ¿Tiene How to Live with your Parents alguno de estos talentos? Pasemos a analizarla.
How to Live with your Parents presenta una premisa sencilla: una joven que lleva un año divorciada vuelve con su hija a vivir a casa de sus padres, que son muy liberales y extravagantes. Las fórmulas educativas de la chica y los padres chocan. El principal atractivo de esta comedia de ABC, para la mayoría de nosotros, eran sus actores. Sarah Chalke, protagonista de Scrubs y, sobre todo, Elizabeth Perkins, adorada por todos los que siguiesen las primeras temporadas de Weeds, eran un buen reclamo como madre e hija en esta comedia. Al margen de ellas dos, el resto de actores también están bien. La niña recuerda un poco a la de Ben&Kate (por la edad y el potencial de adorabilidad). En general, la premisa está bien, los actores están bien… ¿El problema? Que, de momento, no tiene demasiada gracia. Las situaciones suenan a vistas y los personajes se ven algo forzados. Además, los secundarios de momento no aportan mucho (los compañeros de trabajo, el exmarido…). No es nada que no se pueda solucionar más allá del piloto pero, si no hacen algo al respecto, la serie puede tener un problema muy grave en una parrilla cargada de propuestas: no ser memorable. Y, por tanto, irse por donde ha llegado. La última serie de Claudia Lonow, su creadora, Accidentally on Purpose, no es un buen precedente.
De todas formas, de momento, ha empezado con buen pie en cuanto a audiencias (superando al estreno de Suburgatory el año pasado haciendo cifras similares a las del primer capítulo de Apartment 23). Es cierto que cuenta con la ventaja de la novedad y de tener como lead-in a Modern Family. Habrá que ver cómo evoluciona con las semanas y si a los americanos les convence la propuesta (con ellos siempre cabe esperar lo inesperado). En cualquier caso os adelanto que, de momento, la serie no tiene demasiada sustancia. De momento le daré otra oportunidad, si va mejorando os aviso. Si es que tengo paciencia suficiente.