Excelentísimo Señor Jesucristo:
Pasa el tiempo pero mis dudas a la hora de dirigirme formalmente a ti aún no han sido despejadas. Con tanto nombre con el que se te conoce una no sabe por cual decantarse, ya que la gama es amplia, desde Cordero de Dios hasta Hijo de mucha gente: de Dios, de David, del Hombre… Tú el día del Padre te tienes que dejar los ahorros de todo el año.
Bueno Jesús, te voy a llamar Jesús que es mi nombre favorito de todos los que tienes. Bueno, Jesús, no sé si te acordarás de mí. Soy la mismica que te escribió hace más o menos un año. Y todavía no he recibido respuesta. Y sinceramente, te lo voy a decir, me encuentro un poco molesta. No paro de encontrar testimonios de gente y más gente que afirma haber hablado contigo, haberte conocido, sentirte a su lado, y yo… nada. Encima que a ti el correo te sale gratis, porque digo yo que a la paloma la tendrás para algo más que para que salgan las cuentas de la Trinidad.
A lo mejor es que mi primera carta te resultó un poco ofensiva, así que he pensado que esta segunda carta va a ser más buenrollera, para ver si así consigo unas palabras del Señor. En vez de hablar del Jesucristo crucificado, muerto y sepultado, vamos a repasar un poco tu trayectoria guay, los momentos del Jesucristo que mola.Si en la primera carta (que igual ni leíste, me estoy empezando a plantear) hablábamos de que habías sido uno de los personajes que más veces se había adaptado al cine, en esta te quiero comentar, Jesús, por si no lo sabes, que no solo en el cine nos hemos cruzado con tu hermosa cara, sino que hay otra industria de “cuentacuentos” que no ha podido resistirse a contar el tuyo, aunque quizás muy a su manera. Me estoy refiriendo a las series de televisión. Y ya no solo a todas esas series que se han centrado en ti como personaje histórico, sino a las series de televisión en las que eres un personaje más, como South Park o Los Simpson. Estas series nos han mostrado varias veces la cara del Salvador cachondo y guay que todos desearíamos adorar.
No obstante, cuando pienso en ti, Jesucristo, que aunque no te lo parezca, es bastante a menudo, me gusta imaginarte como un señor de estos que dan mucho gustico. Por eso creo que la adaptación más bien conseguida de tu figura es el Jesús de Padre de Familia. Un señor muy normal y muy corriente pero con un encanto especial que consigue sacar la sonrisa a cualquiera. ¿Que a lo mejor es ese tipo de sonrisa que te sacan los monos en el zoo? A lo mejor, pero es sonrisa al fin y al cabo.
Aunque… Jesús… a lo largo de la historia… a alguna igual le has sacado la sonrisa de… “hagamos el amor”. Y es que… Querido Maestro (como Imanol Arias), te lo tengo que decir: estás tó bueno (como Imanol Arias). Ya no solo es que seas un hombre con encanto, con carisma, con esa labia capaz de conseguir convencer a cualquiera de cualquier cosa, es que encima tienes tipazo. Vamos que seguro que alguna se arrimó a la cruz para verte mejor, porque… ¡qué bien llegaste a los 33! Tenías que ser el Brad Pitt de Judea.
A lo mejor no eres consciente de ello, pero gracias al cuerpazo que te gastaste ha caído sobre ti un halo ya no solo de religiosidad, divinidad y cosa sagrada, sino también de sexualidad, o si bien sexualidad es demasiado exagerado, sí de erotismo. Yo me acuerdo perfectamente de ser preadolescente en el colegio y comentar con mis amigas lo guapo que salía Jesús en la revista que nos daban las monjas y creo que no he sido la primera niña que ha querido llegar a algo más contigo, y si no pregúntale a Regan MacNeil, más conocida como la niña del exorcista. Esa no se conformó con besarte en un poster.
Total, que permíteme que te lo comente, pero yo creo que te aprovechaste un poquito de tu buen ver para ganarte al género femenino. Y como al género masculino no te lo podías ganar a fuerza de abdominal, porque si no en vez de en la cruz habrías terminado empalado, y eso no quedaba bonito, necesitabas un último atributo para atraer a los hombres: los superpoderes.
Si hay algo que le gusta a un hombre es otro hombre con unos buenos bíceps, tríceps y cuádriceps, pero con superpoderes. Superfuerza, supervelocidad, supertelas de araña, superrespiración bajo el agua, superaliento… y así hasta el ridículo. No obstante, tus superpoderes no eran ridículos en absoluto, sino bastante guays. Porque dime tú a mí qué superpoder puede ser mejor que darse cuenta de que es martes, son las diez de la noche, estás en bata pero quieres cenar huevos fritos y solo tienes un currusquito de pan, pero tienes tu superpoder y con solo imponer tus manos puedes convertir ese currusquito de pan en… ¡cinco currusquitos de pan! De hecho, Jesús, gracias a tus superpoderes el cine y las series y los cortometrajistas y todo Dios (o igual Dios no, eso lo sabrás tú mejor que yo) está inventándose sus propias historias de un superJesús luchando contra vampiros, contra zombies, contra lo que quieras. Y si no, busca en youtube.Como ves, no es necesario verte sufrir y morir de manera hiperrealista para poder disfrutar contigo. Seguro que eras un tío divertido y el mundo de la ficción ha sabido cómo hacernos disfrutar contigo, que eso es lo bonito, al fin y al cabo, que para sufrir bastante tenemos ya con la vida. El año pasado te pedí ayuda para las oposiciones y ahora en vez de ser una funcionaria del Estado soy una inmigrante en EEUU, así que este año no te pido nada. Recibe un cordial saludo de:
@perradesatan