Amanda Price (Jemima Rooper) es una joven que vive en Londres, concretamente en el barrio de Hammersmith. Su mayor pasión es la novela Orgullo y Prejuicio (Pride & Prejudice) de Jane Austen, obra de la que se conoce hasta el último punto.
Claro que Amanda no sabe que va a poder protagonizarla. La culpa de todo la tiene una pequeña puerta que hay en su cuarto de baño y por la que aparece Elizabeth Bennett (Gemma Arterton) así de repente. ¿Cómo perder la oportunidad de ver la Inglaterra de principios del siglo XIX?
Sí, Amanda cruza la puerta y allí conoce a la familia Bennett siendo testigo del hartazgo del señor Bennett (Hugh Bonneville), de la histeria de la señora Bennett (Alex Kingston) o de los amoríos y desamoríos de alguna de las hijas del matrimonio. Pero también, conoce a otros personajes como a los Bingley, al señor Wickham (Tom Riley) y, como no, al señor Darcy (Elliot Cowan), tan áspero como cabía esperar.
A pesar de su comportamiento y su vestimenta, propios ambos del siglo XXI, Amanda se las arregla bastante bien e intentan encajar teniendo alguna ayudita, todo sea dicho, de la persona que menos esperaría tenerla. Aunque, su principal deseo, ya que no puede regresar a casa cuando le place, es no variar nada para que ninguno de los fans de la novela la acaben odiando.
Para saber si lo consigue o no, si se queda encerrada allí para siempre o vuelve al Hammersmith del siglo XXI con su novio hay que ver Lost in Austen, una entretenida y bien hecha adaptación con una vuelta de tuerca para mostrar algo novedoso porque de Orgullo y Prejuicio ya han habido varias adaptaciones.
Muy bien Jemima Rooper en su papel a lo largo de toda la miniserie, emitida en el canal ITV del Reino Unido en el año 2008 en cuatro episodios. Muy recomendable aunque, deberían haber hecho también la visita de Elizabeth Bennett al siglo XXI. Esa parte se queda coja para mí.