[Opinión] Supernatural resurge cual ave Fénix

¡Ojo, Spoilers!

Cuando finalizó la quinta temporada de Supernatural, parecía evidente que su creador, Eric Kripke, había pensado la historia de los hermanos Winchester justo hasta ese punto. Sam conseguía dominar a Lucifer y encerrarlo en la jaula, sacrificándose por el camino. Dean, como promesa su hermano menor, se reunía con su antiguo amor, Lisa, para comenzar una vida normal.

Pero The CW no estaba dispuesta a perder su gallina de los huevos de oro. Kripke se marchó de la serie y otros tomaron su lugar para seguir contando las aventuras de estos cazadores de entes sobrenaturales. La sexta temporada parecía navegar sin rumbo fijo, con Crowley y Castiel postulándose como nuevos reyes del Infierno y el Cielo, respectivamente. Su final abría la puerta (literalmente) a los Leviatanes, los villanos de una séptima temporada que se alejaba de la mitología judeocristiana y de las criaturas más reconocibles del folclore popular. Mientras, el drama personal entre Sam y Dean se resentía, con Bobby como el único punto de interés.

Ya en la octava temporada se iba haciendo más evidente de nuevo la presencia de Kripke como consultor en la serie. La trama gira en torno a las tablas que conforman la Palabra de Dios. Una de ellas, referida a los demonios, permitiría a Sam y Dean cerrar las puertas del Infierno para siempre. Se desarrollaba entonces una historia con estructura clásica en la que Sam, cual Hércules, debía superar una serie de pruebas para cumplir su objetivo. En lo personal, los guionistas habían dado a los protagonistas nuevos vínculos emocionales, un nuevo amigo para Dean (el vampiro Benny) y una pareja para Sam (Amelia). Renunciar a ellos para dedicarse al “negocio familiar” sería lo que volvería a unir a los hermanos. La vuelta a las historias de demonios y ángeles y el drama de los hermanos nos devolvía a las mejores temporadas de la serie. Finalmente, el nuevo villano y la caída de los ángeles daba paso a la novena temporada.

Ahora, ángeles desterrados inundan el planeta y Dean, que no podía dejar a Sam al borde la muerte, ha permitido que uno de ellos posea a Sam para sanarlo. Pero nada es lo que parece, los Winchesters son traicionados, el Metatrón sigue haciendo de las suyas y distintas facciones de ángeles se disputan el poder en la Tierra, sin importarles cuántos humanos se lleven por delante. Las discusiones entre Sam y Dean vuelven a doler al espectador porque por fin estaban unidos de nuevo. Castiel, más necesitado que nunca, se encuentra solo. Y nuevamente van a tener que recurrir a la ayuda del menos indicado.

Supernatural ha vuelto.