Revista Viajes

Oporto

Por Martafr1975

Jueves 6 de agosto 2020

Lo asumo, me he enamorado de Portugal. De sus gentes, de sus paisajes, de su rica gastronomía y de sus maravillosas ciudades repletas de azulejos. Ya caí en sus redes el año pasado y he acabado de sucumbir este verano.

Así que, ¿puede haber una mejor manera de acabar un viaje por Galicia que cruzando la frontera y visitando Oporto? Yo creo que no.

Y si ya de por sí es una maravilla de país, ir a parar al que es, a día de hoy, el mejor camping donde hemos estado nunca (se cuentan por centenas) pues yo ya no sé…

El Istas Garden es un pequeño camping familiar ubicado en el jardín de una propiedad privada y regentado por una pareja encantadora que hacen que la estancia en su casa sea todo un lujo. Y no solo son los servicios con los que cuenta, es que cada tarde, después de llegar de Oporto acalorados y cansados, alguna sorpresa nos espera: una copa de vino oporto, un cóctel o alguna degustación de productos típicos que los dueños comparten con los pocos inquilinos que permite el camping. La piscina climatizada de agua salada y unas zonas comunes de primerísima calidad hacen de este bonito lugar una estancia inolvidable.

Ocho kilómetros separan este oasis de la ciudad, pero os aseguro que vale la pena recorrer esa distancia y aparcar el coche en uno de los muchos parkings que hay en la orilla sur del río.

Oporto se alza a orillas del río Duero con un majestuoso, a la par que decadente, casco histórico. Desde Vila Nova de Gaia, justo en frente y ocupando el margen izquierdo del río podemos ver una maravillosa panorámica de la ciudad mientras visitamos alguna de las afamadas y legendarias bodegas o degustamos una copa de vino en alguna de sus terrazas.

Es de obligado cumplimiento cruzar el puente Don Luis I construido por un discípulo de Eiffel y que une las dos ciudades que descansan mirándose desde ambos lados de la ribera. Si se cruza por la parte inferior nos toparemos con las arduas Escadas do Codeçal que conectan la Ribeira y la . Un total de 400 escalones que atraviesan una de las zonas más pintorescas y marginales de la ciudad lusa. Literalmente podemos decir que aquí la gente vive debajo de un puente y, es posible, que la primera impresión que nos llevemos de Oporto no sea la mejor. Una vez arriba, donde la calle conecta con al parte alta del famoso puente, nos encontramos con una urbe totalmente diferente de avenidas y edificios con bonitas fachadas revestidas de azulejos azules y blancos.

En la Praça de Batalha, justo delante del Teatro Nacional São João, y después de abrir el apetito subiendos las escaleras y las cuestas que llegan hasta aquí, nos encontramos con un local mítico de la gastronomía portuense: Gazela Cachorrinhos da Batalha. Una cervecería con un ambiente campechano que sirven unos exquisitos cachorrinhos, unos pequeños perritos calientes al estilo portugués que nos sabrán a gloria.

Seguimos hasta la Igreja de Santo Ildefonso que destaca inmediatamente por sus azulejos que la cubren casi por completo.

A pocos metros empieza la calle comercial por excelencia, la Rua de Santa Catarina, llena de tiendas, cafés y heladerías. Girando por la Rua Formosa, dirección al mercado do Bolhão, encontramos la fabrica de pastéis de nata Manteigaria. Recién salidos del horno, estos ricos pasteles hechos de masa de hojaldre y nata, se dice que son los mejores de Oporto.

Llegamos a la Avenida dos Aliados llena de edificios modernistas de principio del siglo XX como el Ayuntamiento o las sedes de algunos bancos y que desemboca en la céntrica Plaza de la Libertad.

En lo alto de la Rua dos Clérigos se ubica la Igreja dos Clérigos, el monumento más de emblemático visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Este conjunto monumental del siglo XVIII fue construido por la hermandad de los Clérigos Pobres en el casco antiguo de la ciudad de Oporto, en el lugar que se conoce como El cerro de los Ahorcados, ya que es el lugar donde se enterraba a los ajusticiados. Es la torre más alta de Portugal; sus 76 metros de altura y los más de 200 escalones dan acceso a una privilegiada vista panorámica.

El Miradouro da Vitória es quizás el más conocido de los miradores de Oporto. La vista de la Ribeira desde aquí es una excelente manera de disfrutar de algunos de los principales lugares de interés de la ciudad; el puente Don Luis I, la Catedral y el Palacio Episcopal se destacan sobre el mosaico de techos de terracota. Lo que hace que el Miradouro da Vitória sea particularmente atractivo es el hecho de que es gratis aunque se encuentre en una propiedad privada. Su estado de conservación no es lo mejor de este lugar.

Para volver a recoger el coche, aparcado en Vila Nova de Gaia, atravesamos el puente, esta vez, por la parte superior desde donde también podemos deleitarnos con unas estupendas vistas de la Ribeira.

Oporto
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Viernes 7 de agosto 2020

El barrio histórico de la Ribeira con sus laberínticas callejuelas medievales se extiende desde el paseo que bordea el Duero hasta la catedral fortificada, la , que domina todo el casco antiguo declarado Patrimonio Mundial de la Unesco.

Aunque paseando por sus calles se aprecia el esfuerzo por modernizar la ciudad, aún conserva el encanto y un aspecto decadente muy característico. Sus calles empinadas y los antiguos callejones invitan a ser visitados y a perderse en ellas, entre viejas cafeterías y modernos restaurantes en los que degustar las mejores especialidades portuenses.

Oporto cuenta con numerosos edificios religiosos, en su mayoría ubicados en el caso viejo, pero el más importante de todos ellos es, sin duda, la Catedral de la Sé, una edificación del siglo XII que ha experimentado numerosos cambios a lo largo de la historia, este hecho explica que su estilo sea básicamente barroco pero su fachada sea románica y el claustro gótico.

Como sucede en otras ciudades, todos los caminos acaban siempre en un mismo lugar y, en Oporto, esto ocurre con al estación de trenes de San Bento, un magnífico edificio neoclásico situado junto a la plaza de la Libertad, en cuyo vestíbulo está la colección más espectacular de azulejos de la ciudad, formada por 20.000 mosaicos que reproducen momentos históricos y escenas costumbristas.

Desde aquí salen varias avenidas y calles importantes. Una de ellas, la Rua das Flores, es una de las calles peatonales más conocidas y es de obligación recorrerla lentamente para admirar su fachadas de colores, para saborear un café o un pastel de nata. Y si el hambre aprieta, sentarse en alguna de las terrazas de sus muchos restaurantes. En restaurante Cantina 32 suele estar recomendado en todas las guías de la ciudad y las valoraciones de los clientes así lo justifican. Con una decoración urbana e industrial sirve platos informales y de calidad, con una pizca de creatividad sin dejar de lado lo más tradicional.

Después de callejear un poco más por esta preciosa ciudad volvemos a nuestro oasis particular, el camping Istas Garden donde nos espera un relajante baño en la piscina de agua salada y un fantástico coctel obsequio de la casa.

Y como todo buen viaje que se precie, acabamos éste con una cena en el restaurante Marimar de Vila Nova de Gaia recomendación de los dueños del camping. Empezamos con una excepcional ensalada de burrata y tomate, seguimos con una risotto de pato y una brocheta de pescado y marisco para la flexi vegetariana (yo mismamente). El postre se nos a ido de las manos… Una suculenta bandeja degustación con todos los dulces de la carta, que no son pocos. Solo diré una cosa: no nos lo hemos podido acabar.

Hasta aquí nuestro viaje por Galicia y Oporto en un año tan difícil como extraño que nos ha permitido hacer un pequeño paréntesis para afrontar lo que todavía se nos viene encima

Aquí os dejo el enlace a los archivos con la ruta entera y los puntos clave de nuestro viaje.

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