Revista Deportes
Vuelve la 'Champions' para el Málaga y lo hace con otro
partido para la historia. Le toca empezar los octavos de final ante uno
de los 'cocos' de la competición. El Oporto. Algo así como un favorito
en la sombra, que será el contrincante que aspira a bajar de la nube de
ensueño a los malaguistas que viven en ella. No se lo pondrán fácil los
andaluces, con mucho que ganar y poco que perder en su camino hacia la
construcción de su propio sino europeo. Muchos meses de lucha no pueden
echarse a perder ahora.
Llegan los de la Costa del Sol con el papel de secundario a
la segunda parte del guion de la Liga de Campeones. Al igual que les
pasara en la pasada liguilla de grupos, pocos confían en ellos y muchos
no los ven como posibles candidatos a ser de los ocho mejores. Pero si
algo ha demostrado este club es que de sorpresas vive el fútbol y el
Málaga no está dispuesto a rendirse sin luchar. Manuel Pellegrini,
insigne comandante en jefe de esta escuadra blanquiazul, tiene claro que
lo importante es marcar. Se podrá perder en el feudo del 'Dragón',
aunque marcando la derrota sabría más dulce. El gol es la clave en esta
eliminatoria, según dictan todos los protagonistas. Ese es el verdadero
objetivo.
Marcar como visitante daría la fuerza necesaria para
afrontar la vuelta con una ambición aún más desbordada. El técnico
chileno llega de insuflar ánimos a los suyos tras la apurada victoria
ante el Athletic en Liga. Nunca ha querido despistes en la competición
local y ahora que están más tranquilos en el cuarto puesto no quiere que
nadie olvide su propio destino en el viejo continente. Entre sus armas
para conquistar 'Do Dragao' tendrá que contar con Saviola, excombatiente
en la antigua Lusitania de su época en Lisboa y que sabe lo que es
marcar a los portuenses.
Nada será sencillo, ya que el Oporto es líder en su
campeonato empatado a puntos con su máximo rival, el Benfica. En su
cuenta de resultados no aparece ninguna derrota todavía en el debe. El
campo ya citado es casi inexpugnable desde hace dos años. Jackson
Martínez es la gran amenaza de una plantilla que no se ha visto mermada
pese a las bajas de Falcao y Hulk, otrora figuras indiscutibles de la
entidad. Muchos handicaps para un Málaga que no tiene miedo a nada ni a
nadie, pero sí respeto en su visita extranjera.
Porque de la corta, aunque exitosa, andadura por Europa de
este nuevo Málaga, solo una vez ha sido derrotado a domicilio en sus
viajes. Precisamente en Portugal y, curiosamente, en la misma ciudad que
visita, pero con el otro club del lugar. Fue en 2003, ante el Boavista
durante la UEFA a la que accedió tras ganar la ya extinta Copa
Intertoto. De aquellos años no está ni su presidente, sustituido por un
jeque que no se sabe bien si viene o va, si se larga o se queda. Lo que
es seguro que los que pisan el césped sí saben lo que quieren, algo
primordial en un partido de estas características.
Recuerdos pasados en la patria de Saramago. Nuevas
vivencias en la tierra que vio nacer a Magallanes. Ahora quien quiere
descubrir nuevos territorios es el Málaga. Tendrán que pasar los
españoles por el peaje portugués para tener la oportunidad de seguir
viajando por el resto del continente.