Revista Cultura y Ocio

Oraciones en la comida maya-yucateca (II): Análisis de los fragmentos

Por Víctor Barrera Alarcón
Retomo el artículo anterior que escribí hace ya algunos días sobre las oraciones en la comida maya-yucateca (Oraciones en la comida maya-yucateca (I): Tres ejemplos) para realizar el análisis de los fragmentos que compartí.Para empezar, sería conveniente señalar la metodología del análisis: dividiremos el mismo en tres "apartados": personajes mencionados, secuencias y funciones. Así mismo es importante señalar que vamos a tratar las tres oraciones como si se tratasen de tres versiones incompletas de un mismo texto único, un texto que, hipotéticamente, sería completo y totalizador ya que, las únicas diferencias que podemos encontrar en las tres plegarias son de orden cuantitativo, es decir, cada una de las oraciones añade, respecto a la anterior, algún segmento discursivo más: en cada una se añade algo nuevo, pero en ningún caso distinto del anterior. Empezaremos por conocer a los actoresque hacen su aparición de una u otra manera en las plegarias (ya sea sólo en una o en las tres):
  • los Ángeles del Cielo son los equivalentes aproximados a los que, en la tradición mediterránea, se suelen denominar como ángeles de la guarda. Es más, en maya estos “ángeles del cielo” reciben el nombre de “ah-canulob” que, traducido al castellano, sería un sinónimo de “guardaespaldas”. Su principal función sería la de proteger a los hombres de cualquier peligro, acompañándolos allá donde van. Suelen ser una pareja de “Ah-canulob” la que acompañe a los hombres, y tres los que acompañen a las mujeres y los niños.
  • los Ángeles de este mundo es una figura retórica, una expresión metafórica para referirse a las almas puras, es decir, a los niños y las niñas que aún no han alcanzado la pubertad.
  • los Apóstolesforman una categoría de seres, semejantes a los hombres, y que vivieron en la época de Jesucristo.
  • los Cuidadores de la Tierra o Tatabanales” o “balamoob” son descritos por los yucatecos como cuatro ancianos de largas barbas blancas que, desde los cuatro puntos cardinales, tienen como principal función proteger en las noches todos los pueblos mayas. Muchos etnólogos han llegado a identificar estos personajes con los “bacaboob” que, en el sistema cosmológico prehispánico, eran los cargadores del cielo y, en este sentido, intermediarios entre los dioses y los hombres.
  • los regadoreso “ah-hoyaob” serían los encargados de manejar las nubes y repartir las lluvias entre los pueblos y las milpas. Suelen ser figurados como jinetes que recorren el cielo montando sus caballos mientras vierten el agua con el “zayab-chu” o “fuente-calabazo” un calabazo mágico que nunca se agota. Pese a existir numerosos “ah-hoyaob”, hay cuatro con una mayor importancia, que se corresponderían con las esquinas del cielo y, por lo tanto, con los puntos cardinales.
En un segundo lugar, vamos a tratar de explicar las diversas secuencias o partes distintivas de las plegarias. Tal y como podemos apreciar, tanto la organización como la sucesión de las secuencias son semejantes en todos los casos expuestos: todas comienzan con una invocación (“Dios Mehenbil y Dios Espíritu Santo. Amén” en el texto 1, “Padre Santo” en el segundo texto o “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” en el texto 3), continúan con una o diversas peticiones que conforman la parte central de todos los fragmentos, y en último lugar, encontramos nuevamente una invocación para concluir la oración (“Dios Menhebil, Dios Espíritu Santo. Amén” en el texto 1 y “En el nombre del Dios Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén Jesús” en los otros dos). Comenzando por esa primera secuencia que hemos denominado como “de invocación”, una secuencia en la que las palabras dichas están dirigidas a orientar, de una manera determinada, la acción futura del “receptor” sobrenatural de la plegaria, es decir, se trata de una secuencia dirigida a conseguir que alguien haga algo (ya sea dar el alimento, bendecirlo, dividirlo…), por lo tanto se puede considerar esta secuencia también como de “manipulación” (por favor, excluyamos cualquier valoración moral que pueda tener este término) ya que, mediante sus palabras, el rezador “manipula” al receptor que se establece en la plegaria para que haga lo que él desea. La segunda secuencia es la petición propiamente dicha en la que, el sujeto de la plegaria, que se ha identificado con respecto al “destinador” como un inferior (empleando para ello términos como “cordero” o como “hijo”) es quien “manipula” a su superior. La última de las secuencias es la que podemos considerar de “reconocimiento” que, si bien no podemos apreciarla en los dos primeros fragmentos, sí podemos hacerlo en el último cuando leemos:
Tenemos un sentimiento: lo que sufrió nuestro Jesús, porque qué lindo estaría el hombre que está andando Jesús dentro de nosotros, qué alegría debemos estar en nuestro corazón
Con estas expresiones podemos ver cómo se recrea una situación en que la identidad con la figura de Jesús ha ido hasta el extremo de estar “dentro de nosotros”. Esto es lo que permite al rezador de la plegaria pasar de la solidaridad emocional con el sufrimiento de Jesús a la alegría sentida en el corazón. En uno y otro estado, en el sufrimiento y en la alegría, el rezador declara su identidad con el “donante”, y así alcanza su reconocimiento y el de los oyentes de su oración. Para concluir con este artículo, destacaré dos funciones muy claras que muestra el texto: una función didáctica y una función contractual. Con respecto a la función didáctica hemos de decir que, en la mayor parte de los casos en los ejemplos seleccionados se cumple dicha función mediante la transmisión de una información que, realmente, podemos catalogar como accesoria con respecto al programa narrativo desempeñado por el sujeto ya que nada indica que, para el logro del objeto a que se dirige la plegaria, resulte necesario incluir tales comentarios. Estos elementos que hemos denominado “didácticos” los podemos encontrar principalmente en el segundo y en el tercer fragmento: Elementos didácticos presentes en el segundo fragmento:
[…] "el Rey del Mundo que nació en Belén, en la ciudad de Jerusalén, hijo de la Virgen María.”
[…] "porque los ángeles no llegarían su fuerza para hacer la lucha de ellos, nosotros ya estamos hombres de edades, tenemos la obligación de hacerla, nuestra lucha, para darle el bocado a los niños.”
[…] "porque si [los regadores] no vienen a regar la tierra, no tenemos nada que comer. De manera que viene a regar la tierra, que es San Miguel Arcángel
[...] “los cuidadores de la tierra, que son los tatabalanes de la tierra
Elementos didácticos presentes en el tercer fragmento:
[…] "y la mamacita del Niño Jesús que es la Vírgen María, que es madre de Dios."
[…] "al Niño Jesús, al Rey del Mundo, quenació en Belén, en la ciudad de Jerusalén, hijo de la doncella María" […]
[…] "porque el apóstol del Padre Jehová comió de este pan, pan de trigo, pan de maíz; lo comieron también.
[…] "los cuidadores de la tierra, porque sí los hay, nada más que nosotros no llegaría el tiempo de encontrarlo el movimiento de ellos, pero sí lo hay.
Tal y como podemos apreciar, todos estos segmentos (y muchos otros que no hemos incluido) constituyen pequeñas glosas que o bien perfilan o bien caracterizan a los actores de la plegaria resaltando algunos de sus rasgos. Podemos decir entonces que estos segmentos discursivos son, en realidad, pequeñas incrustaciones míticas en el ritual, es decir, el mito llega a introducirse en el ritual para proporcionarle a éste una función didáctica suplementaria mediante el procedimiento de reiterar (en algunas ocasiones rozando la redundancia) una información selectiva. Con respecto a la función contractual es preciso señalar que en las plegarias encontramos dos contratos diferentes: uno es pasado y se produjo “hoy en la mañana” (según dicen el segundo y el tercer fragmento), a esa hora se pidió y se consiguió “el pan de cada día, el pan de maíz, el pan de trigo”, pero ahora en el presente (en el momento de la comida) se va a formular una petición diferente “el pan de cada día ya nos lo concedió, ahora le pedimos a él que nos bendiga este almuerzo”. Tal y como podemos ver, se trata de dos contratos de donación relativos a dos objetos distintos: uno material (el pan) y otro inmaterial (la bendición).

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