Revista Mundo animal

Orcas

Por Mteresatrilla
Esta semana aparecía en los medios de comunicación, una noticia poco habitual: “Una orca mata a su entrenadora durante un show en un parque acuático de Florida”.
Diferentes personas del público dieron la misma versión de los hechos y, por lo visto, una vez acabado el espectáculo, el animal salió rápidamente del tanque y, dando un salto en el aire, agarró a la entrenadora por la cintura empezando a sacudirla de manera muy violenta.
Hace ya algunos años visitamos varios de los parques de Orlando, entre ellos el parque acuático Sea World donde tuvo lugar el accidente. No hace falta decir que una de las principales atracciones es la actuación de las orcas, llamadas también ballenas asesinas.
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Varias veces me he preguntado si el alto grado de compenetración entre estos animales y sus entrenadores es real y si la complicidad que muestran con ellos es tan sólo una apariencia. También me pregunto si es ético hacer actuar a estos animales como si de estrellas de Hollywood se tratara, delante de un público ávido de diversión. En realidad, dicen que no se les obliga a actuar sino que utilizan el método de la recompensa. No sé si algún etólogo tendrá la respuesta a los motivos que llevaron a esta orca macho de nombre “Tillikum” a comportarse de este modo pero lo que está claro es que estos animales han nacido para vivir en libertad y surcar mares y océanos. Los grupos defensores de los animales afirman que las orcas en cautividad tienden a estresarse por estar encerradas en espacios demasiado pequeños y aseguran que incidentes similares a éste es probable que se vuelvan a repetir.
Cuando visitamos Sea World, no hacía demasiados meses que una orca del zoo de Barcelona llamada Ulises fue trasladada a EEUU al también Sea World pero en San Diego y teníamos un especial cariño hacia estos animales. En realidad, las orcas no pertenecen a la familia de las ballenas sino a la de los delfines oceánicos. Son animales carnívoros que se alimentan básicamente de peces como el salmón, atún…pero también de otros animales como tortugas marinas, leones marinos o morsas. Un macho puede alcanzar los 9 metros y medio y pesar cerca de 6000 kg.
El espectáculo de las orcas mereció la pena como todo el parque en general, a pesar de que no pudimos disfrutar de la actuación de los delfines. Habíamos programado un día para la visita pero a las 6 de la tarde invitaron a todos los presentes a abandonar el parque. Mister Bill Gates había alquilado las instalaciones para celebrar una fiesta privada con los trabajadores de Microsoft que iban entrando con sus tarjetas identificativas en el pecho a la par que los indignados visitantes íbamos saliendo con caras de pocos amigos y se iba alargando la cola en la oficina de reclamaciones. Unos años más tarde, en Canadá, tuvimos la oportunidad de admirar a estos animales en libertad. En la ciudad de Victoria, en la Isla de Vancouver diferentes compañías realizan cruceros para ver las orcas. A bordo del “Prince of Wales” nos adentramos en aguas del Pacífico hasta que por fin dimos con ellas. No está permitido acercarse demasiado para respetar sus ámbitos. Les cuesta sacar la cabeza del agua y de momento sólo podíamos ver sus aletas. De vez en cuando iban subiendo a la superficie y nos mostraron sus vistosas manchas blancas tan características. Cuando nadie lo esperaba, una de ellas nos obsequió con un espectacular salto. Fue increíble, pero no teníamos la cámara de fotos a punto. Tuvimos que conformarnos comprando una postal.
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