Urkullu ha ponderado el máximo envite que será capaz de aceptar ZP con tal de aferrarse al cargo un año más y ha lanzado un órdago a la primera de cambio. Es cierto que ZP ha enviado a negociar a sus dos rotwaillers, Pepiño y Rubalcaba, pero los nacionalistas se sienten demasiado seguros de su propia fuerza.
La disyuntiva es esta: romper de forma irremediable la caja única y además dejar con el culo al aire a su presidente autonómico, o verse incapacitados de sacar adelante los presupuestos y forzados a convocar elecciones anticipadas.
Conociendo la catadura de nuestro presidente, no resulta complicado intuir por dónde se decantará.