Foto de Tatiana Syrikova en Pexels
Hace unas semanas se puso en contacto conmigo Azucena, organizadora profesional, para proponerme ordenar algún espacio de la casa y realizar una colaboración. Y en cuanto vi su trabajo no me lo pensé dos veces.
La primera idea que tuve fue la de ordenar mi vestidor, pero aunque ya no está como el primer día, sigue mas o menos decente. Así que finalmente me decidí por la habitación de África, pues hacía ya tiempo que necesitaba un buen repaso, tanto por juguetes que ya no usaba, como ropa que ya no le valía, o cosas que nos habían prestado que ya no usábamos. Así que poco a poco se habían empezado a llenar los espacios, convirtiéndose en un pequeño caos. Reconozco que no era consciente del desastre que había hasta que no vi las fotos; aunque en mi favor he de decir que al usar solo la cómoda para guardar la ropa, el armario lo usaba de "trastero" y solo lo abría en momentos puntuales. Y como suele pasar con estas cosas, cuanto más desordenado, peor, y más pereza me daba ordenarlo.
Lo primero que hicimos fue reunirnos "online". A través de una videollamada hablamos de la habitación que quería ordenar, de mis necesidades, de qué elementos tenía para organizar y qué podía hacerme falta; acordamos un día para vernos, aunque finalmente tuvimos que retrasarlo un poco por la nevada, pero aun así estuvimos en contacto en todo momento, incluso cuando fui a comprar lo que nos faltaba.
Para ampliar la información le mandé un video para que pudiese ver la habitación y el armario y los muebles que íbamos a ordenar. A los pocos días ella me envió un esquema de cómo pensaba organizarlo.
Y llegó el día. Vino a la hora acordada, por supuesto siempre manteniendo todas las normas de seguridad: mascarillas ffp2 y ventilación constante de la habitación; también se trajo unas zapatillas de andar por casa para no utilizar el calzado de calle. Yo no lo consideré necesario, pero si el cliente lo pide, también puede utilizar guantes (podéis leer su protocolo Covid completo aquí). También trajo unas bolsas que utilizamos para organizar lo que ya no necesitábamos.
Y en algo menos de tres horas hizo magia, como podéis ver en la fotos (y estoy segura de que si no hubiera sido por África y por mi, que estuvimos dándole charla y distrayéndola, hubiera tardado menos). Toda la ropa de África ha pasado al armario y la cómoda se ha quedado de cambiador. La estantería de los juguetes está mucho mejor organizada ahora. Pero sin duda, mi parte favorita es el altillo del armario, pues me parece increíble que todo lo que había ahí arriba, haya entrado en esas cajas.
Si os interesa, tenéis todas las tarifas en su web. Si no sois de Madrid, también podéis trabajar con ella de manera totalmente virtual. En su Instagram además tenéis un montón de tutoriales, como por ejemplo de doblado de prendas.
Nunca me había planteado utilizar este servicio, pero ahora que conozco cómo funciona, me ha gustado mucho. Aunque reconozco que Azucena lo ha puesto muy fácil con su saber hacer y su paciencia, y escuchando y adaptándose a las necesidades de sus clientes.