Publicado: 19/07/2024 07:00 PM
Desde la llegada de la Revolución Bolivariana, se han hecho cambios fundamentales que tienen el potencial de contribuir a la transformación de largo alcance, uno de estos ha sido la formación política del Pueblo; así hoy analizaremos la participación y la movilización para lograr, una vez más, la victoria electoral.
Para este análisis, traemos la opinión del profesor de Historia económica y ciencias políticas en la Universidad de Oriente (UDO), Steve Ellner, quien publicó en octubre de 2010 un libro llamado “La izquierda latinoamericana en el poder”, en el que describió que “un balance de las experiencias socialistas desde 1917 conduce a conclusiones de aquellos que satanizan o glorifican un sistema que indudablemente rechazarían: no es otra cosa que mientras las naciones socialistas se han destacado notablemente en el frente social, la estimulación de la producción de los bienes de consumo ha resultado ser un punto importante, teniendo en cuenta la costumbres de los imperios de sancionar y bloquear a los gobiernos de corte socialistas”, la experiencia venezolana en su desempeño económico y social coincide con esta tendencia histórica.
Los criterios distintos usados para evaluar el sistema político venezolano desde la época de Chávez conducen a evaluaciones distintas de su gobierno. “Por un lado, la democracia liberal, hizo hincapié en los controles y desequilibrios en los derechos de la minoría. Por otro lado, la democracia radical hace hincapié en un gobierno de la mayoría en la que lo primordial es la participación directa del pueblo en la toma de decisiones. Mientras los chavistas abrazan la democracia radical, o lo que ellos llaman democracia participativa, la oposición venezolana ataca al Gobierno basada en hipótesis relacionadas con la democracia liberal”, explicó el historiador Ellner.
A juzgar por los criterios asociados con la democracia radical, el sistema político venezolano implementado durante el gobierno de Chávez tuvo un mejor desempeño. Este tipo de democracia hace hincapié en el gobierno de la mayoría, en contraste con los derechos de la minoría, concediendo una importancia primordial a la participación de los sectores no privilegiados de la población.
Durante el gobierno de Chávez y Nicolás Maduro, se ha avanzado significativamente en estos frentes, consolidándose de ésta manera los mecanismos para facilitar la discusión crítica interna, la solidez de organización y la institucionalización de las nuevas reglas del juego que definen la participación cotidiana.
En este mismo orden de ideas y como lo propuso en su momento el filósofo Jean Jacques Rousseau, en su libro “El contrato social”, respecto a la importancia de la participación, explicó que “un componente clave de la democracia radical es la movilización de las clases populares, que a su vez conduce al sentido de aprendizaje político, empoderamiento, incorporación, participación y organización de los históricamente excluidos”, esto sin duda es uno de los logros más importantes del Gobierno Revolucionario.
Otro de los logros importantes de la Revolución Bolivariana es la movilización, particularmente cuando conduce al empoderamiento y aprendizaje político, que a la vez contribuye al crecimiento organizacional. Nunca en la historia de Venezuela había participado un número masivo de personas en marchas y concentraciones en un periodo tan prolongado como durante los gobiernos chavistas.
De hecho, frente a las tácticas agresivas y violentas de la oposición que comenzaron a finales de 2001, se demostró el poder de movilización, cuando cientos de miles de personas de los barrios rodearon el Palacio Presidencial y las bases militares en respuesta al golpe de Estado del 11 de abril de 2002, hizo posible el regreso de Chávez al poder. En contraste con las movilizaciones de calle de ese día, la participación del gran número de seguidores del chavismo en las numerosas campañas electorales desde 1998, ha requerido un cierto grado de organización.
De esta manera, podemos revisar la evolución de la organización y la movilización popular para eventos electorales, fueron concebidas como parte de un esfuerzo de abajo hacia arriba incluyeron las Unidades de Batalla Electoral, creadas para la campaña del referendo revocatorio en agosto de 2004, los batallones, pelotones y escuadrones formados para la campaña presidencial de diciembre de 2006, los batallones socialistas del recién creado Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que hicieron campaña a favor de la reforma constitucional en el referendo celebrado en diciembre de 2007 y para los candidatos del chavismo en las elecciones municipales y de gobernadores de noviembre de 2008, y las patrullas de 20 a 30 miembros que el PSUV creó en 2009 para reemplazar los batallones que eran unidades mucho más grandes.
También respecto al mismo tema, la profesora e investigadora Carmen García Guadilla, en 2003 detalló que “el papel clave de la movilización popular en la estrategia política del chavismo y su decisión de poner al pueblo como el protagonista de su destino, como fue enunciado en la Constitución de 1999, han contribuido a un sentido de empoderamiento entre aquellos que por décadas habían sido en gran medida excluidos de la toma de decisiones” agregando que “las victorias políticas también han animado a la base del movimiento chavista. La movilización y el empoderamiento han influenciado las actitudes generales hacia la democracia venezolana”.
Este poder político que ha asumido el pueblo venezolano, se traduce en fenómenos como vimos en 2006, por ejemplo, cuando de acuerdo con cifras presentadas por Latinobarómetro, el promedio de participación electoral del continente fue del 58 por ciento, 12 puntos por debajo del de Venezuela.
Es por esto que hasta ahora, la derecha venezolana no podrá nunca revertir la decisión que tome el Pueblo, porque no ha logrado entender ni descifrar la importancia de la evolución política que hemos adquirido respecto a la capacidad, cada vez más perfecta de organización, participación y movilización y esto, lo aprendimos con Chávez .
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO