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Buenos días y feliz lunes que, para mí, es especialmente feliz pues he conseguido “colocar” a mis tres hijos y hoy empiezo a disfrutar de unos días -no muchos- de auténtica tranquilidad.
Y la necesito, ¡vive Dios que la necesito! En mi casa si hay algo que no hay es, precisamente, tranquilidad.
Entre los tres millones de cosas que tengo pendientes de hacer estos días está reorganizar el listado y calendario de tareas familiares. Me he dado cuenta, y os hablo desde la experiencia, de que los niños, por lo menos los míos, quieren tener las cosas organizadas, las rutinas establecidas, las normas claras aunque a veces se las salten, las tareas asignadas…
Es por ello que, desde hace un tiempo, hemos establecido en casa un sistema de normas y premios que, es curioso, a mis hijos, lejos de molestarles, les encanta. Ahora van, cada dos por tres, a mirar el corcho que hemos puesto en la cocina para consultar qué les toca hacer y los puntos van a recibir si lo hacen.
Un ejemplo de como la organización contribuye a mejorar el clima familiar: a la hora de comer yo solía pegar un grito y decir ¿quién me ayuda a poner la mesa? Dos cosas solían pasar: o la callada por respuesta o los gritos tipo “¡te toca a ti!”, “¡Mentira, yo la puse ayer, hoy te toca a ti!”. Ahora, que tenemos un turno establecido, digo: ¡Hay que poner la mesa! Y viene, sin rechistar, el “ponedor” de la mesa de ese día.
Con la llegada del verano nos hemos relajado un poco y, sinceramente, se ha notado en su comportamiento y, por supuesto, en la paz familiar.
Inciso: Que post más serio me está saliendo, ¿verdad?
Por eso, el otro día me hizo mucha gracia abrir un paquete que llegaba desde FINOCAM y que venía cargado de organizadores familiares. Por un lado pensé: “éstos me han leído la mente”. Por otro decidí contaros lo de las normas y las rutinas porque, quizás, hay por aquí alguna madre tan desastrosa como yo -y mira que es difícil- y le puede ayudar.
De los organizadores que me han llegado, os pongo imágenes al final del post, voy a utilizar tres.
En el primero apuntaré las actividades que tenemos cada uno, ¡No vaya a ser que el señor que vive en mi casa no se entere de que tengo partido y se ponga, a la misma hora, una reunión! Lo primero es lo primero…
El segundo lo voy a utilizar para reflejar las tareas asignada a cada niño, -poner la mesa, recoger la mesa, bajar la ropa sucia, etc.- y para ir anotando los puntos que obtienen por realizar sus tareas y por cumplir las otras normas “personalizadas” que tiene cada uno.
El tercero me lo voy a auto-regalar y lo voy a colgar en el corcho que tengo encima de la mesa de trabajo para ver si consigo organizarme a mí misma que falta me hace.
Los organizadores son muy monos, ahora lo vais a ver, pero esta vez, y sin que sirva de precedente, lo que menos me importa es la estética y lo que más su utilidad.
Como el señor que vive en mi casa lea esto último va a pensar que me he ido a jugar al pádel y que el post lo está escribiendo otra persona.