Revista Opinión

¿Orgullo de pertenecer al PP?

Publicado el 15 octubre 2015 por Franky
¿Orgullo de pertenecer al PP? El Partido Popular en pleno se ha conmovido y desquiciado con las declaraciones del ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, en las que reconocía que miembros de su partido sentían vergüenza de pertenecer al PP. Ante la fuerza de la acusación, muchos dirigentes del partido han reaccionado en masa y se han declarado "orgullosos" de pertenecer al PP, encabezados por pesos pesados como la vicepresidente Soraya Saenz de Santamaría, Alfonso Alonso, Pablo Casado, Rafael Hernando y el ministro Margallo.

La "confesión" de Montoro llega poco después de que el expresidente Aznar advirtiera a su partido que se dirige hacia una derrota electoral frente a Ciudadanos y que necesita reaccionar y corregir el rumbo para evitar una derrota memorable en las urnas, el próximo 20 de diciembre.

Muchos medios y analistas políticos han aprovechado el brote de sinceridad del ministro Montoro para indagar y preguntarse si es o no cierto que muchos dirigentes del PP sienten hoy vergüenza ante el comportamiento de su partido.

Y la respuesta, en muchos casos, es que Montoro ha dicho la verdad porque, en vísperas de unas elecciones amenazantes, en las que el PP podría recibir un duro castigo, según anticipan las encuestas, numerosos miembros del PP critican los muchos errores de su partido en la legislatura ante el miedo a perder el poder y sus bien remunerados y brillantes puestos en la estructura política española.

No es fácil sentir orgullo de pertenecer a un partido que ha cometido tantos errores, que ha traicionado tanto a su electorado y que ha dejado escapar tantas oportunidades para enderezar el rumbo de España, un país que estaba al borde del abismo tras el nefasto mandato de Zapatero.

Tras los cuatro últimos años de mandato de Rajoy, España no ha cesado de endeudarse y de despilfarrar, sigue infectada por una corrupción que el PP no solo no ha combatido sino que ha amparado, y mantiene casi intacto un Estado hipertrofiado, plagado de enchufados y de políticos a sueldo, imposible de financiar por una economía como la española, que avanza hacia un colapso que solo evita pidiendo dinero masivamente a los mercados.

El "inicio" del mandato de Rajoy ya fue revelador y anticipaba la catástrofe. Fue elegido para que borrara del mapa al nefasto "Zapaterismo", pero condecoró a Zapatero y a sus ministros. Mas tarde, durante su mandato, no derogó las peores leyes de Zapatero y le imitó en muchas actuaciones políticas y de gobierno.

El PP ha hecho demasiadas barbaridades y ha protagonizado tantas tropelías que difícilmente uno puede sentir orgullo de pertenecer a ese partido. Incumplió muchas de sus promesas electorales, empeoró la calidad de la democracia, prefirió recortar derechos y servicios vitales antes que imponer austeridad en el gasto, subió los impuestos de manera abusiva a innecesaria, a pesar de haber prometido que los bajaría, y demostró mil veces sentirse a gusto dentro del pestilente lago de la corrupción española, sobre todo la institucional, que es la que peor huele.

El PP no ha moralizado la vida pública, ni hizo mas independiente a la Justicia, a la que sigue maniatando con el nombramiento de jueces y magistrados afines, ni luchó por castigar a los corruptos, ni logró que los delincuentes devuelvan el botín. Para colmo, cuando el país reclama a voces que se endurezcan las leyes contra los corruptos, el Partido Popular acorta de 15 a cinco años la prescripción de los delitos de corrupción, una medida incomprensible que va a librar de la cárcel a muchos canallas y delincuentes con carné de partido.

¿Orgulloso de pertenecer a un partido que oculta sus dramas y vergüenzas a la opinión pública y que sostiene que la ropa sucia se lava en casa, cuando la democracia exige justamente lo contrario, transparencia y claridad informativa a los ciudadanos? ¿Orgullo de pertenecer a un partido que sigue eligiendo a dedo a sus candidatos y que ha conseguido que los ciudadanos sospechen de la honradez de todos los políticos, rechazados masivamente y señalados en las encuestas como uno de los grandes problemas del país?

Una clase política democrática y decente no puede sentirse orgullosa cuando buena parte del pueblo, al que dice representar, le rechaza, empieza a odiarla y aprovecha la apertura de las urnas para practicar el castigo al que gobierna.

Aunque es cierto que la economía española, quizás impulsada por el endeudamiento atroz y por la lluvia de dinero que el gobierno pide a los mercados, está mejorando, lo está haciendo sin solidez, manteniendo recortes y precariedad, sin solucionar claramente el problema del desempleo, con la pobreza campeando por la sociedad y sin que el miedo al futuro haya abandonado las calles, plazas y hogares del país.

El PP, como ha dicho el ministro Montoro en un incontrolado brote de sinceridad, no tiene razón alguna para sentirse orgulloso ante su lamentable balance de gobierno, aunque sí tiene el triste consuelo de sentir que sus principales adversarios, los socialistas, son todavía peores, igualmente corruptos, igualmente inmorales, pero mas torpes, obtusos y letales manejando la economía, a la que empujan una y otra vez hacia el precipicio y el abuso corrupto.





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