Después del impresionante e inolvidable partido del Atlético de Madrid frente al Real Madrid podría empezar este post con palabras como paliza, baño, humillación, etc., pero prefiero simplemente lanzar la siguiente reflexión “vaya equipazo que tenemos, cada vez me siento más y más orgullosa de este Atleti - piopialo y cada día que pasa doy gracias por poder ser testigo de este momento brutal en nuestra historia”.
La derrota madridista no fue casual, enfrente tenía un equipo mucho mejor armado, mucho mejor guiado, jaleado constantemente por su afición y, en definitiva un equipo imparable ante un apático y hundido Real Madrid que supo desde el primer segundo que iba a ser vapuleado y que iba a sufrir de lo lindo.
Algo deberían aprender los demás entrenadores de Simeone y, algo deberían reconocer las aficiones rivales; su valor y su capacidad para hacer equipo, entre otras cosas, son incuestionables. He pensado mucho en las razones para este logro, he valorado muchas opciones, pero junto a todos los aspectos técnicos que son indudables me quedo con su amor a unos colores.
Simeone ha sido capaz de trasladar a sus muchachos, titulares o suplentes, la pasión por este club, el orgullo de formar parte del plantel del Atlético de Madrid, la enorme responsabilidad de defender nuestra camiseta.
Y eso ni los Ancellotti, ni los Luis Enrique - piopialo , ni tantos, ni tantos otros lo han logrado en sus respectivos clubes. Simeone es único en esto y, por eso se le teme tanto - piopialo . Imagino a nuestro entrenador y a mi querido “mono” Burgos en los minutos previos al inicio del choque pensando, ¿Quién tiene más ganas de ganar al Real Madrid que nosotros?.
Hablar pues de equipo es rechazar las individualidades en favor del conjunto. Ejemplos podríamos poner muchos, pero cada vez que veo al genial Mandzukic ceder la pelota al niño Torres no puedo evitar mascullar un “gracias”; y ayer volvió a hacerlo.
Ver como un jovencito Saúl, con apenas 21 años, se deja la piel en el campo y logra un gol que si en lugar de llevar la firma de un ilicitano del Atlético de Madrid lo hubiera suscrito un portugués o un argentino lo catapultaría al balón de oro.
Ver como un titán como Godin es capaz de jugar todo el partido con la nariz rota. Disfrutar de las enormes cabalgadas del correcaminos Juanfran. Enmudecer ante los centros del tan denostado Siqueira. Ver como el mosquetero Griezzmann se supera partido a partido….ver como este equipazo, de titulares y suplentes, de todos sin excepción va mejorando día a día.
Simeone y su equipo, ¿qué digo equipo?, digo equipazo - piopialo , son nuestro orgullo, son el orgullo de la afición rojiblanca.
Esa afición a la que hace unos meses se intentó criminalizar y que a pesar de los pesares y, de las barbaridades dichas y escritas se ha repuesto y que hoy es más fuerte y está más unida que nunca. Esa afición que ayer volvió a recordar a Zapatones - piopialo , que seguramente estaría disfrutando muchísimo desde ahí arriba con el partidazo que tuvimos el honor de presenciar, ¡¡qué orgulloso estará de sus colores!!.
Viendo el resultado, viendo como por fin la prensa se rinde a la superioridad rojiblanca, viendo como los resúmenes televisivos empiezan a hacer justicia con la calidad de nuestro equipo, viendo como hoy los atléticos vamos andando por la calle como en una nube, viendo como los niños lucen hoy con más orgullo que nunca su camiseta, viendo como a muchos se nos saltaron las lágrimas en el estadio Vicente Calderón cuando nuestros jugadores salieron del vestuario a dar las gracias a una afición que no quería ni podía dejar de animar…
todo esto significa que Madrid es rojiblanca, todo esto es la prueba de que quien manda en la capital es nuestro querido y adorado Atlético de Madrid.
Quiero dedicar este post a mi buena amiga Rosa, sufridora nata pero colchonera como ninguna, lectora fiel de este blog y con quien espero poder disfrutar de un partido de nuestro glorioso Atleti en nuestra casa, el Vicente Calderón.
@sdelavargaglez
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