Aunque no llegue al nivel de su anterior largometraje, Mike Cahill mantiene la dinámica positiva y nos deleita con una historia que te hace plantear tu propia existencia sin emitir juicios de ningún tipo mostrando al espectador unos hechos que él mismo debe valorar. Por otro lado la belleza de las imágenes y la parsimonia narrativa pueden pecar de pretenciosas, aunque es un tono muy adecuado para narrar unos acontecimientos de semejantes dimensiones. Si a esto le sumamos el acierto a la hora de componer su reducido reparto el resultado es un producto de ciencia ficción que como mínimo removerá algo en tu interior.
Mi puntuación: 7/10