Revista Literatura

Original pecado.

Por Elhuber @edyhuber

Original pecado.

Y el Señor habló al Pueblo por boca del Profeta: "He aquí que seréis conocidos como el Pueblo del Libro y no cargaréis el pesado estigma de que os conozcan por características físicas, vanas y prosaicas".

El Pueblo escuchó atentamente la voluntad del Altísimo y consternados preguntaron "Por qué, Señor? Qué hemos hecho de malo para merecerlo?". Y el Profeta alzó su báculo y exclamó: "Porque así está escrito. Ante mi Presencia se les ofreció ser el Pueblo del Libro y aceptasteis gustosos. Entonces, por qué os quejáis? Por qué habéis decidido cuestionar mi decisión?"

"Mire, don Profeta,-dijo un vocero del Pueblo, el único que se atrevió a hablar-dígale al Altísimo que no lo tome a mal, pero cuando aceptamos lo del libro no estaba claro que nos dejaba afuera de todo lo referente al sexo. Que el amante latino, que el negro bien dotado, que los hindúes con el Kama Sutra y vaya uno a saber qué más... y nosotros? Eh? No hay un solo pueblo que no tenga alguna ventaja en ese campo. Pero nosotros... NADA!! Venimos mal, muy mal. La verdad es que con la onda de lo cultural, lo intelectual y toda esa huevada, no levantamos ni temperatura. No podríamos arrancarle unas hojitas al Libro, bajarle unos decibeles a la parte de moral y ética y a cambio recibir alguna característica más prosaica y un poco más útil para unas buenas revolcadas?"

El Profeta, cuyo rostro serio denotaba un tanto de preocupación y otro tanto (mayor aún) de cagazo, transmitió la inquietud al Toopoderoso y entró en una especie de trance. El Pueblo, expectante, aguardaba la respuesta del Señor, que se debatía entre mandarlos a todos a cagar o intentar alguna respuesta conciliadora.

Finalmente el Profeta alzó sus brazos y dijo con una voz potente: "El Señor ha escuchado sus plegarias y pide que tengáis paciencia, que llegará el tiempo en que sus pedidos serán satisfechos y que, mientras tanto, le dejen de romper un poco las pelotas".

El Pueblo que, pese a estar convencido de tener razón en sus reclamos, era bastante respetuoso, decidió esperar. Por un lado porque era el pedido del Señor y por otro porque no querían que el Barba se chivara y, encima, les saque el Libro. Algo es algo, vio?

Y así fue que pasaron los siglos y el Pueblo, resignado a su suerte, dejó de reclamar. Pero el Señor, para quien el tiempo no es relevante, siguió pensando y tratando de crear alguna solución. Junto a sus ángeles asesores le dio vueltas al asunto hasta que, finalmente, encontró una solución.

-Y, Jefe?-preguntó uno de los ángeles más cercanos-Cómo lo solucionamos? Me imagino que encontró algún don que no esté ocupado y a ellos les sirva, no?

-La verdad, no-respondió el Altísimo-Vos sabés que todas las características positivas están tomadas: que los mejor dotados, los más atractivos, los más creativos y los de mejor performance... no me queda nada para darles.

-Entonces? Los dejamos así?

-Nooo! Si prometí una solución, les doy una solución. El tema es que me pasé siglos pensando en qué les podía dar y la respuesta estaba en hacer atractivo lo que ya tienen, entendés?

-Mmmmm... no. No veo ninguna característica que ya tengan y que sea mínimamente atractiva.

-No se para qué te tengo como asesor si no entendés nada...-dijo el Todopoderoso con cara de lástima-Te lo explico despacito, a ver si entendés. A partir de ahora vamos a hacer deseable al antihéroe. El perdedor eterno, de estado físico... dudoso, con estilo intelectualoide, que por lo menos sabe reírse de sí mismo (otra no le queda!), con incipiente pelada y con un tostado clorofílico.

-Si, ese colorcito tirando a blanco verdoso.

-Aaah... Y cómo piensa hacer de esa mezcla algo medianamente aceptable, si se puede saber?

-Ja! Eso dejámelo a mí, que de milagros la juno lunga.

Y dijo el Señor: "Tómese al humor como algo deseable, sea el perdedor un sex symbol, y que el antihéroe reine por sobre sus congéneres, y que el se conviertan en los nuevos objetos de deseo". Y fue así que el shmendrik (*) y el shlemazl Stand Up se hizo.

Y vio el Señor que era bueno y el mundo aceptó esta realidad como una verdad irrefutable. Y aunque algunos detractores lo tomaron como un género de judíos fracasados, en sus filas se contaban fracasados de todos los credos.

Habiendo concluído esta obra, el Señor se relajó y se echó una siestita y fue así que finalmente la paisanada pudo dar matraca a gusto, pero no porque ellos quieran, sino sólo para que se haga la voluntad del Altísimo.

(*)shmendrik: en idish, un tonto sin remedio.


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