Luisana Colomine.
Fue el Papa Pablo III quien en su bula Sublimis Deus, de 1537 reconoció que los indígenas eran “verdaderos hombres” según leemos en el siguiente texto tomado del artículo escrito por Oswaldo Albornoz Peralta: “Nos, que aunque indignos, ejercemos en la tierra el poder de Nuestro Señor… consideramos sin embargo que los indios son verdaderos hombres y que no solo son capaces de entender la fe católica, sino que, de acuerdo con nuestras informaciones, se hallan deseosos de recibirla”.En Venezuela, según recrea Noelí Pocaterra, la primera diputada indígena electa el 30 de julio del año 2000, y quien llegó a ocupar la segunda vicepresidencia de la Asamblea Nacional, fue Hugo Chávez quien puso fin a 188 años de injusticia para los pueblos originarios. Sus derechos fueron reconocidos en el capítulo VIII de la Constitución Bolivariana de 1999. También se fundó el Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, ninguno de cuyos titulares se ha salvado de cuestionamientos y críticas.
Por estos días, declaraciones destempladas de ciertos dirigentes (y sobrevivientes) del pasado, nos han hecho releer la extinta Constitución de 1961 y encontramos allí el artículo 77: “El Estado propenderá a mejorar las condiciones de vida de la población campesina. La ley establecerá el régimen de excepción que requiera la protección de las comunidades de indígenas y su incorporación progresiva a la vida de la Nación”. (Negritas nuestras). Es decir que en ese texto constitucional, derogado en 1999, los campesinos y los indígenas eran “excepcionales” y estos últimos tenían que “incorporarse” a la vida de la nación, abandonando, suponemos, su historia, costumbres y hábitat, para poder ser gente.
En razón de lo anterior, uno de los aspectos más llamativos de los recientes resultados electorales, es que en la nueva Asamblea Nacional la revolución no tendrá su representación indígena pues ésta también fue conquistada por la oposición cuya mayoría calificada se completó, precisamente, con los tres escaños correspondientes a los pueblos originarios.
Las razones
El tema fue analizado este sábado en el encuentro convocado por la Plataforma de Periodistas y Comunicadores, donde el profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Bernardo Fernández (Pueblo Wayúu), presentó un documento exponiendo la crítica situación que atraviesan los pueblos indígenas. No es suficiente haberlos visibilizado y hasta legalizado. Aparentemente errores y omisiones del gobierno bolivariano, están provocando que la justicia social que hizo el presidente Chávez se diluya.
Los resultados electorales del 6 de diciembre han generado matrices de opinión dirigidas a descalificar a los Pueblos Indígenas, llamándolos “traidores”.
– Es necesario hacer ver que nosotros no somos ningunos traidores – expresó el profesor Fernández – se está creando esa falsa matriz de opinión desconociendo qué es lo que está ocurriendo.
El docente denunció que la dirección política de los entes creados para los Pueblos Indígenas “se basa en principios caritativos, asistencialistas, estructuralistas, funcionalistas, con un contenido neoliberal que ha ido creando lo que llamamos un burocratismo indígena parasitario donde lo que prima es el carácter clientelar, selectivo, elitesco segregacionista, que ha terminado en división, enfrentamientos y hasta muertes como es el caso del compañero Sabino Romero”.
– Cuando Chávez – continuó Fernández- lanzó el Gran Polo Patriótico, los pueblos indígenas acatamos ese llamado para aglutinar pero en la práctica eso ha quedado en manos de algunos compañeros que se enquistan en el poder como el caso de Noelí Pocaterra y el Conive, que viven fracturando la unidad interna e imponiendo candidatos que son repudiados.
Se refirió también a la visión “consumista y clientelar” de las políticas indigenistas una de cuyas consecuencias, según Fernández, es que han perdido su carácter de productores. “Por ejemplo los Yukpas que cultivan café los ponen a comprar pacas de café Madrid, o a hacer una cola para comprar harina de maíz. Esto ha provocado el abandono del trabajo colectivista y comunitario.
Solicitan también que se aumente el número de parlamentarios indígenas en proporción con el crecimiento de los pueblos indígenas en 42%. Otro aspecto que citó Fernández es la creación de una Ley Electoral especial para que los representantes originarios sean elegidos sólo por indígenas.
Comportamiento electoral
La primera vez que los indígenas obtuvieron una representación parlamentaria a través del voto fue para la Asamblea Constituyente en 1999 con Noelí Pocaterra, José Luis González y Guillermo Guevara, a quienes correspondió luchar por los derechos de sus hermanos en la nueva Carta Magna. Debieron sortear grandes dificultades pues diputados como el difunto Jorge Olavarría y Allan Brewer Carías se oponían especialmente a la demarcación de tierras. Cuando se aprobó el articulado incluyendo la mención en el preámbulo de la Madre Ley, hubo júbilo y lágrimas de alegría en el hemiciclo pero también rabia y frustración de aquellos que se opusieron con argumentos que denotaban discriminación.
El voto indígena se distribuyó en tres zonas tan amplias como diversas: Occidente (estados Zulia, Mérida y Trujillo); Sur (Amazonas y Apure) y Oriente (Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Anzoátegui y Sucre).
“No ha sido fácil que te reconozcan tus derechos dentro de un Estado que sigue siendo colonial y de paso capitalista”, dice la constituyente Noelí Pocaterra en breve conversación telefónica para este trabajo. “El Estado sigue funcionando con esa lógica y nos ha costado superar ciertas cosas. Incluso en algunas etnias hay transformaciones negativas, alejadas de lo que ha sido característica ancestral, por ejemplo, la violencia de género”
A Pocaterra le correspondió presentar los candidatos para la primera directiva de la novel Asamblea Nacional, el 14 de agosto de 2000. Esos candidatos eran Willian Lara (Presidente), Leopoldo Puchi (Primera Vice Presidencia) y Gerardo Saer (Segunda Vicepresidencia). El 9 de agosto de ese mismo año, Día de la Resistencia Indígena, se juramentaron los primeros representantes originarios reelectos para la Asamblea Nacional. En esos años los indígenas deambulaban en harapos por las calles de Caracas y tenían su hábitat en las inmediaciones de la Avenida Bolívar, Parque Central y Nuevo Circo de Caracas. Las mujeres pedían limosna con sus bebés en brazos. Poco a poco esa imagen fue desapareciendo.
Pero a pesar de todos esos esfuerzos los indígenas continúan protagonizando una historia dolorosa. Obligada mención debemos hacer de Sabino Romero, el cacique Yukpa que se enfrentó al gobierno constituido y a las autoridades designadas precisamente para protegerlo a él y a su pueblo, entre éstas Nicia Maldonado quien, pese a las denuncias de Sabino y muchos otros indígenas, sigue ostentando cargos en el gobierno. Sabino fue asesinado el 3 de marzo de 2013, dos días antes del fallecimiento del presidente Chávez.
En el año 2005, concurrieron de nuevo a elecciones parlamentarias. Pocaterra (Wayúu) fue reelecta por la región Occidente con 490 mil 247 votos; José Poyo (Kariña) se adjudicó una curul con 322 mil 986 votos y Nicia Maldonado (Yekuana) obtuvo 38 mil 848 votos por la región Sur. El Consejo Nacional Indio de Venezuela, Conive, agrupaba entonces las fuerzas étnicas.
En esos años los indígenas deambulaban en harapos por las calles de Caracas y tenían su hábitat en las inmediaciones de la Avenida Bolívar, Parque Central y Nuevo Circo de Caracas. Las mujeres pedían limosna con sus bebés en brazos. Poco a poco esa imagen fue desapareciendo.
En 2010 la oposición comenzó a arañar posiciones en un sector que se concebía como “chavista”. La organización Mia Zulia, en Occidente obtuvo un representante, Arcadio Montiel, con Un millón 063 mil 904 votos (50,18%) impidiendo a Noelí Pocaterra su reelección. El Conive retuvo dos puestos: Argelio Pérez (Sur) con 119 mil 270 votos (57,28%) y en Oriente repitió José Luis González con 852 mil 689 sufragios para un 47,10%.
En 2015 se atomizó el voto indígena que apoyaba al gobierno bolivariano. Tanto Fernández como Pocaterra coinciden en que las divisiones internas dieron al traste con lo que pudo ser un movimiento indígena fuerte y orgánico que pudiese enfrentar con éxito a la oposición representada en el Parlatino Indígena de Venezuela (Parlinve), Mía Zulia y otros grupos.
En Occidente ganó Virgilio Ferrer (Occidente) de Mía Zulia, Parlinve y otros con Un millón 346 mil 787 votos para el 57,02%; Por el Oriente, Gladys Guaipo (Cumanagoto) apoyada por Parlinve con Un millón 013 mil 008 (51,56%) y por el Sur: Romel Guzamana con 122 mil 331 votos y el 48,71%. En el Sur, que conforman los estados Amazonas y Apure, se presentaron dos candidatos de fuerzas distintas por el Conive y Fundacidi. Este último, con Argelio Pérez, estuvo “peleando” el tercer puesto hasta la madrugada del lunes 7 de diciembre cuando fue desbancado por Guzamana.
El propio Bernardo Fernández ofertó su candidatura apoyado por Renavive y Evolución. La profesora de la UBV, Gladys González, quien también participó en las elecciones lo hizo respaldada por una organización llamada Cátedra Guaicaipuro.
Imposible discriminar en cifras el voto indígena y mucho menos calificarlo como tal en ciento por ciento pues la representación originaria no es elegida sólo por las etnias sino también por criollos. Además aparecen registrados en el CNE más de 25 organizaciones que participaron en apoyo al Gran Polo Patriótico o a la Unidad Democrática.
Han pasado 15 años desde que los Pueblos Originarios conquistaron su participación política. Irónicamente, han comenzado a aparecer de nuevo indígenas en harapos, pidiendo limosna en las calles de Caracas, pertenecientes a las etnias Yukpa y Warao.
Leer original en:
https://cotayorosebud.wordpress.com/2015/12/12/los-indigenas-no-somos-traidores/ Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.
@LuisanaC16