(1.12) SIMBOLOGÍA ARQUITECTÓNICA.
El Románico es un arte sublime. Su concepción teológica se encuentra en perfecto acuerdo con el sentimiento estético y su simbología establece hasta la jerarquía del lugar y tema. En nuestro Templo, seguiremos la jerarquía ascendente que contribuye a acentuar su imagen cósmica. Distinguiremos tres zonas: una, el Cielo, otra reservada para los Misterios de la vida de Cristo y la inferior para los mártires y confesores. Los serafines, a cierta altura, en las pechinas, de tal manera que la cúpula aparezca aún más ligera, sostenida por sus alas. O también, la representación de los cuatro evangelistas, o de los cuatro Misterios centrales: Anunciación, Nacimiento, Bautismo y Transfiguración.
En el punto más elevado, la cúpula, el Pantocrátor, inmóvil, perdido en el seno de esa inmensidad, sumergido por el infinito en el corazón de ese espacio ilimitado y deslumbrado por la luz, material y mística que irradia de la cúpula. Y en el ábside, la Virgen María. Finalmente, en los planos inferiores, los mártires y santos, quienes, como símbolo de iniciados, abren la vía que conduce al Padre, mediante su vida ejemplar.
Sección para "Curiosón" del grupo "Salud y Románico".