en noches como ésta
una hemorragia
cándida y dulce
vacía mi cuerpo,
desaloja primero la voz,
luego me arresta
en el hueco del sueño,
ahí hago
sutiles navegaciones elementales,
cubro distancias de azúcar,
paisajes de plástico,
extensiones que a mi paso
se ondulan y arquean,
se pierden en un punto y súbitamente
aparecen luego en otro,
turgentes, plenas,
respirando con un pulmón de dios
el aire sublime de toda esta pereza increíble,
esta soledad ahora ya pura
o será el whisky,
el viejo whisky abrazado de nuevo ahora,
la luz delicada del flexo en los cubitos
y la lengua flambeada de vértigo,
Charlie Parker ahí detrás
en los Bowers and Wilkins
soplando como un condenado
mientras afuera la noche
se ofrece lasciva