Nada tienen que ver los incómodos 'aparatos' de hace unos años con los modernos brackets de hoy en día. Tanto es así que podemos encontrar casi más adultos que niños decididos a mejorar su dentadura con estas piezas casi invisibles. Llevar ortodoncia se ha convertido por tanto en algo habitual y los niños ya no reaccionan de la misma manera en caso de que sea necesario colocarles uno de estos aparatos.
El objetivo de la ortodoncia es corregir unos dientes mal colocados para que su posición sea la correcta y se eviten problemas posteriores.
Unos dientes que crecen y se desarrollan sin seguir la alineación correcta pueden dar como resultado que de mayores hay problemas en la masticación, en el habla o simplemente de estética.
Lo mejor es colocar la ortodoncia cuánto antes
Si no se actúa en la infancia después va a ser mucho más costoso recuperar la posición. El motivo es sencillo, durante la infancia el niño está en crecimiento y esto implica también a los huesos maxilo faciales y a los dientes. Es mucho más fácil actuar y corregirlos cuando están creciendo que una vez han completado su crecimiento.
Aunque es bueno comenzar a llevar al niño al dentista desde los tres años para ver si el crecimiento de los dientes es normal, es a partir de los siete años cuando se debe realizar una primera visita al ortodoncista. En este momento los dientes definitivos incisivos superiores e inferiores ya han salido y por tanto se puede valorar su estado y en caso de que sea necesario realizar una intervención precoz para asegurar que el posicionamiento va a ser el correcto. Hay veces incluso que es posible ver algún problema en la oclusión dental antes de que salgan los dientes definitivos, de ahí la necesidad de acudir al dentista en el momento en que el niño tiene la boca completa.
Tratamientos de ortodoncia hay básicamente de dos tipos, movibles y fijos. Los primeros son de quitar y poner y consisten en un aparato de acrílico que se engancha a los molares. Solo sirven para niños ya que se aprovechan del crecimiento para ir corrigiendo las posibles deformaciones, por ejemplo del paladar. Hay que llevarlo toda la noche y varias horas al día, cuánto más se utilice más rápida y efectiva será su acción.
Los brackets
Por otro lado están los brackets, se trata de un aparato que se coloca fijo en cada diente y sirve para controlar la posición exacta del mismo, pueden ser metálicos o de porcelana, estos últimos están en boga debido a que son mucho más estéticos.
El uso de uno u otro sistema va a depender del problema que presente el niño y será el dentista el que lo determine, normalmente los fijos no se utilizan hasta que el niño tiene toda la dentadura definitiva ya que van fijados a cada diente. En uno u otro caso es importante extremar las condiciones de higiene, hay que cepillar bien la boca después de cada comida, y en el caso del aparato movible mantenerlo limpio con agua y jabón neutro.
Pese a que llevar ortodoncia representa un pequeño sacrificio en la infancia, una vez descubran su radiante y perfecta sonrisa los niños lo agradecerán.