Revista Diario

Ortodoncia infantil invisible: alternativas a los braquets

Por Zulema @MamaEsBloguera

El cuidado dental está de moda y eso es una buena noticia, o al menos eso parece con solo observar la cantidad de personajes que, pese a haber superado la edad de la ortodoncia, deciden pasar de complejos y colocarse un aparato para mejorar su sonrisa. Si bien no hay edad para cuidar y mejorar la dentadura, lo cierto es que un tratamiento de este tipo siempre será más efectivo cuanto más joven sea la boca a tratar.

Por eso es importante incidir en las visitas al dentista y en una atención temprana para corregir los defectos antes de que sea más complicado. Además, hoy en día los grandes avances en el campo de la ortodoncia hacen que llevar aparato no tenga nada que ver con lo que implicaba hace unos años.


El odontólogo será quién determine si es necesario poner o no una ortodoncia al niño y de qué tipo


Siempre será el dentista el que determine si es necesario utilizar ortodoncia y cuál es la más apropiada, aunque deben ser los padres los que estén atentos a la boca de su hijo. Si por ejemplo un niño de tres años tiene los dientes de leche demasiado juntos esto ya nos puede indicar que habrá problemas cuando los definitivos empiecen a salir ya que les faltará espacio. Si el niño se chupa el dedo más allá de los cinco años es probable también que haya una mala oclusión dental.

En general es recomendable que la primera visita al dentista se produzca a los tres años, aunque no se va a colocar una ortodoncia hasta que no hayan salido los dientes definitivos, el especialista ya puede observar las características de la boca, el tipo de mordida o la estructura ósea de la cara.

Una vez la dentadura esté completa es el momento de aplicar una ortodoncia, esta será distinta en función de cuál sea el problema a tratar. Pese a que los braquets, esos pequeños aparatos que van soldados a las bandas o pegados directamente sobre el diente, están a la orden del día, no todos los niños los van a necesitar. En ocasiones será suficiente un aparato removible que se coloca de una pieza, está destinado a corregir el maxilar de los niños, es de quita y pon y se suele utilizar por la noche.


La ortodoncia correctora y los braquets


Pero si lo que se necesita es una ortodoncia correctora entonces sí hablamos de braquets. Estas estructuras fijas se sueldan al diente y van cumpliendo su misión haciendo que poco a poco el diente quede en la posición deseada. Son fijos y pueden llegar a ser algo incómodos, normalmente son metálicos pero hoy en día y dado el interés de muchos adultos en mejorar su boca, han aparecido braquets en otros materiales convirtiéndolos casi en invisibles. Hay braquets de cerámica, de cristal o incluso de zafiro. Su función es la misma, solo que resultan más discretos y algo más caros también, por lo que habrá que valorar si para un niño es realmente necesario. Otra fórmula novedosa serían los llamamos braquets linguales, implica colocarlos por la parte interior del diente, el efecto es el mismo solo que no se ven. Para niños no es del todo recomendable ya que rozan con la lengua y si no se tiene cuidado pueden causar pequeñas lesiones.


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