He encontrado la prueba fehaciente de que la ortografía y la gramática en general, son algo inútil e innecesario. Un caprichito de unos pocos que solo sirve para confundirnos y hacernos sentir inferiores.
Con frecuencia paso por delante de una tienda en cuya puerta-escaparate aparecen cada cierto tiempo unos interesantes carteles, a modo de campaña publicitaria de andar por casa.
Se supone que dichos carteles nos informan de la orientación del negocio, de las tendencias actuales en materia de moda, de los artículos de que disponen, etc.
Es verdad que hay que reconocer el espíritu emprendedor, la iniciativa y el empuje comercial de los responsables de la tienda. Pero aquí la cuestión que nos ocupa es otra.Se trata de que basta con leer los carteles para darnos cuenta de que verdaderamente cada uno puede escribir como quiera, sin necesidad de seguir ninguna regla, ningún código compartido por todos los hablantes que haga posible y fácil la comunicación.
Porque sin ese código y sin esas normas nos entendemos igual. De verdad.
No hay más que echarle tiempo y paciencia al asunto, leer cada cartel unas cuantas veces, imaginar lo que su autor quiere decir, intuir el mensaje y la intención como buenamente podamos y quedarnos con la duda de si realmente hemos entendido o no. Poca cosa.
Así que, lo dicho: la ortografía no sirve pa na.