Andrea tiene 35 años y una app en su teléfono móvil que cuenta las calorías que consume y los nutrientes de cada alimento, nunca consultó un nutricionista pero no se pierde ni una cuenta de Instagram sobre alimentación “saludable”.
Erik 25 años, entrena cinco días a la semana en largas sesiones de musculación, controla el desarrollo de sus músculos y toma anabólicos, ha suprimido todo tipo de grasas y consume grandes cantidades de proteínas.
El mundo fit, las restricciones alimentarias, las dietas detox, el running, se han convertido en parte central de la cultura de ésta década a través del impacto de las redes sociales en la comunicación de la generación millenial y centenial.
En ese bombardeo de posteos y comentarios acompañando imágenes de jugos coloridos y cuerpos esbeltos y portadores de “salud”, naufragan aquellas personalidades adictas a la “perfección”.
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Es interesante analizar el cambio producido en la cultura en los últimos 25 años y el impacto que ha tenido en la evolución de los trastornos alimentarios. La anorexia y la bulimia -típicas de los años `90- no han desaparecido pero han evolucionado hacia otros síntomas en los que está más presente lo “social”. La vida del siglo XXI es, definitivamente, la vida en la Red.
Si vamos a un restaurante en cualquier parte del mundo occidental y observamos con cuidado veremos que es muy frecuente ver a los clientes fotografiando la comida y subièndola a las redes antes de comenzar a comer. “Instagramear” (perdón por el neologismo) panes hechos de todo tipo de cereales, coloridos yogures, ensaladas mixtas de todo tipo, zumos y batidos color berenjena, verdes, rojos, algas, tofú es una costumbre extendida y legitimada en una enorme variedad de hashtag, por ejemplo, #vidasaludable, #alimentacion, #food, #healthy, #saludybienestar, #vegan, #fit, #natural… Todo MUY sano…..quizás en exceso.
Aunque no han sido todavía formalmente reconocidas en el DSM-5, existe ya preocupación por el crecimiento de la Ortorexia y la Vigorexia en el espectro de los trastornos de alimentación. “Ortorexia” es un término acuñado en 1998 por Steven Bratman para describir la obsesión por la “comida saludable”, a diferencia de otros trastornos de la alimentación, aquí la variable es CALIDAD y no CANTIDAD, como en la bulimia o la anorexia, de hecho es raro que un ortorexixa se preocupe por su peso.
A ver si nos entendemos: ocuparse de la calidad de lo que ingerimos, del aporte nutricional y el balance de los alimentos no es un problema, pero el control compulsivo y las restricciones basadas solo en información que proporciona Internet sí lo es.
Sin unos criterios diagnósticos formales es difícil tener precisiones de cuantas personas presentan este trastorno, pero solo hace falta observar la expansión del espacio en los supermercados dedicado a “productos saludables” o “free of” para tomar consciencia de la dimensión gigantesca de este fenómeno.
Por ahora, también es difícil ver si se trata de una forma pura de trastorno obsesivo-compulsivo o si es un sub – tipo de la anorexia, porque que las personas con hábitos ortoréxicos comparten algunos rasgos con las personas afectadas por anorexia, por ejemplo, son meticulosas, ordenadas, con una necesidad extrema de autocuidado y becesidad de sentirse seguros y con baja inteligencia emocional.
¿Cuando empezar a observarnos?
- Cuando leemos en forma compulsiva las etiquetas de los productos en busca de colorantes, pesticidas, conservantes, grasas, etc,,,
- Cuando estamos preocupados todo el tiempo por lo que es “saludable”
- Cuando cortamos todo tipo de carbohidratos, azúcares, carnes, productos animales basados en diversas “teorías” y demonizaciones varias al tiempo que elevamos a los altares de la salud otra enorme variedad de alimentos
- Cuando somos incapaces de comer algún producto aunque sea en forma ocasional o social, por ejemplo una pizza y hasta nos llevamos nuestra vianda a esa reunión de amigos o al cumple del sobrinito de 4 años
- Cuando estamos preocupados por lo que OTROS comen y ejercemos una suerte de evangelización para que cambie sus hábitos
- Cuando pasamos gran cantidad de horas pensando en qué y cómo vamos a comer
- Cuando nos estresamos si no encontramos los alimentos que son “saludables” y preferimos no comer a comer algún “prohibido”
- Cuando seguimos en forma obsesiva a influencers en Instagram o Twitter al punto de elevarlos a la categoría de gurúes de la vida saludable
- Cuando cambiamos nuestros hábitos de sueño o actividad para adaptarlos a lo que ·debe ser” aunque no nos dé placer
Cocinar cada día, preparar los alimentos comienza a ocupar una gran parte del tiempo:
- Pensar detenidamente qué comer cada día y los siguientes
- Ser muy crítico a la hora de comprar los ingredientes
- Usar técnicas para cocinar que se valoren como no dañinas
- Sentirse cómodo o “culpable” según el resultado obtenido
La Ortorexia puede ir acompañada de la práctica de deportes en forma exagerada y de una preocupación obsesiva por el físico. Se trata de una distorsión de la imagen corporal en la que la persona (generalmente varón y menor de 30 años) se ve poco agraciada, con sobrepeso, sin músculos, o con flaccideces y decide corregirlo adoptando hábitos de actividad física, entrenamientos y rutinas sin medir el sobre esfuerzo.
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La obsesión por el ejercicio se acompaña generalmente de obsesión por la alimentación, por ejemplo, consumen casi exclusivamente hidratos de carbono y proteínas, eliminando las grasas de su dieta con el fin de obtener más masa muscular. También suelen consumir suplementos proteicos, etc. Se trata de un cuadro denominado vigorexia, cuyas manifestaciones clínicas más importantes son (Baile 2005):
- Autoimagen desvalorizada
- Preocupación excesiva por el tamaño de los músculos
- Evitación de lugares públicos en los que se vea el cuerpo, uso de ropas especiales
- Necesidad compulsiva de hacer ejercicios con pesas
- Impacto de las dietas y ejercicios en la vida familiar y personal
- Abuso de esteroides, anabolizantes y suplementos dietarios
- Control estricto de la dieta
- Sentir angustia si no van al gym un día
- Mirarse en el espejo todo el tiempo para ver si han ganado músculo
Se trata de un Trastorno Dismórfico Corporal, también denominado Complejo de Adonis, adicción al gimnasio o anorexia inversa porque quienes lo padecen se ven delgados aunque sean musculosos y estén bien desarrollados. Afecta a aproximadamente el 10% de las personas que concurren a un gimnasio.
Los trastornos alimentarios han tenido en Internet un caldo de cultivo histórico desde los `90, con las páginas y foros Pro anorexia o bulimia. En el comienzo de este enamoramiento mutuo, la web era estática y los mensajes individuales, una especie de mensaje en una botella que alguien enviaba al inmenso mar de Internet, y que volvía en forma de blogs y foros.
Diez años después, entre 2006 y 2010 las Webs que hacían apología de los trastornos alimentarios seguían creciendo- un 470% (según IQUA – Agencia de Calidad de Internet)-. Pero desde hace 10 años, el mundo Online se revolucionó con el desarrollo de las redes sociales y así nuevos canales de comunicación y nuevos hábitos se instalaron en los usuarios .
¿Qué es una red social? Es una plataforma digital de comunicación global que pone en contacto un número elevado de usuarios (Real Academia Española, 2016).
Hay redes orientadas al mundo profesional como LinkedIn y otras generales como Facebook o Youtube que ya llevan unos años pero el gran salto se ha producido con el crecimiento exponencial del componente visual en plataformas como Instagram y el uso de los teléfonos móviles.
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En Instagram, el 51% de usuarios entra diariamente y un 35% más de una vez al día. El 68% de sus usuarios son mujeres y el 32% de adolescentes la considera su red social más importante.
George Gebner desarrolló en los `60 la Teoría del Cultivo: según esta teoría, la exposición a los medios de comunicación define nuestro concepto de la realidad. Si bien sus trabajos fueron realizados sobre la influencia de la TV sus ideas se pueden utilizar al estudiar el impacto de las redes sociales en la construcción de nuestras creencias.
Algunas investigaciones han descrito como el contacto con un ideal estético X es directamente proporcional a la evaluación negativa del propio cuerpo (Karsay et alt 2018). Las cadenas, las redes de transmisiones, difunden percepciones más que información. Así se instala el poder de los Influencers que promocionan productos, promueven terapias invasivas, hablan de “superalimentos”, buscan imponer estilos de vida y transforman una opinión en un dogma o usan el DETOX como un mantra.
Así, la Red funciona legitimando nuestras creencias puesto que tendemos a buscar aquellos datos y conectar aquellos pares que refuerzan nuestras ideas.
Es claro que en las sociedades occidentales, los factores socio económicos han generado una profunda inequidad alimentaria con sobre abundancia de alimentos en algunos países y pobreza extrema en otros.
La cultura de los “saludable” no deja de ser una variedad de la aversión al riesgo; en un contexto de una enorme velocidad de generación y recambio de información. la facilidad con la que cualquiera se erige en gurú de la alimentación, la salud y el bienestar, han favorecido la aparición de estas nuevas formas de trastornos de alimentación.
Los fundamentalismos nunca, en ninguna de sus formas colaboran a la salud bio psico social. Como siempre la palabra clave será EQUILIBRIO: entre lo que me gusta, lo que puedo y lo que me dicen que debiera hacer.
Es fácil! solo se trata de preguntarnos “¿Pará qué sigo a fulano en Instagram? o ¿Por qué elijo este video en You Tube?,
¿De verdad quiero dejar de comer pan blanco?, mi médico dice que tengo alguna condición que me lo impide?, ¿Cuál es el límite de la “excelencia” que mi profe del gym me impone cultivar? …… no es imposible, solo se trata de empezar a ejercer nuestra libertad de pensamiento, a conectarnos con nuestra cuerpo y nuestra mente, a privilegiar la conversación por sobre el “like”.
Dice Sherry Turkle;
“Trabajamos muy duro para construir nuestras conexiones Online. Tenemos muchísima fe en ellas….. Internet nos ofrece la posibilidad de compartir nuestras opiniones con cualquier persona del mundo pero también puede contribuir a crear silos de información en los que no hablamos con nadie que no esté de acuerdo con nosotros. Así la tecnología puede contribuir a crear un partidismo cada vez más rígido que haga más difícil hablar entre nosotros creando burbujas de información en las que no se permite que penetren voces disidentes. ( En defensa de la conversación)

Creemos que es imprescindible trabajar en la visibilización de estos nuevos trastornos de alimentación, instalando el espíritu crítico y el chequeo de la información que circula en la Red.
La educación nutricional y la educación emocional, el autoconcepto y la autoaceptación serán las bases la prevención primaria de estos nuevos síntomas de malestar.