Oscuro vals.
Deposité en sus labios dulce beso,
las horas le marcaron despedida,
fue su cuerpo entonces una dicha
y las pasiones su gran veneno.
Frágil cuerpo yo llevaba,
mis dedos su espina recorrían,
paso a paso al fin llegaba,
su voz nunca jamás escucharía.
Melodías de piano en su columna,
partituras de vals mis pensamientos,
¡Amé tener mis manos en su cintura!
Fue una pena despedirme y solo eso.
-Oscuro vals-