Revista Cultura y Ocio
"Otello" de Verdi (7) - La voz del Moro. Plácido Domingo.
Publicado el 02 mayo 2013 por Maac @ElblogdemaacPlácido Domingo comenzó pronto a interpretar Otello, debutó el papel en Hamburgo en 1975 ,con 34 años, Desdemona fue encarnada por Katia Ricciarelli y Iago, por Sherrill Milnes, en la dirección musical se encontraba James Levine. Entonces, sobre el atrevimiento de Domingo con el papel del Moro, se dijo de todo, desde que tenía una voz demasiado clara para el personaje, hasta que su interpretación ocasionaría un desgaste vocal que supondría el principio del fin de su exitosa carrera. El caso es que pasó el tiempo y Domingo no sólo siguió cantando Otellos durante más de treinta años sino que terminó convirtiéndose en el Otello de su generación. Pero este hecho no disuadió a sus críticos, quienes llegaron a afirmar que, efectivamente, en el país de los ciegos el tuerto es rey, que su triunfo era inversamente proporcional al escaso número de competidores en su época o que podría triunfar con Otello por cierto magnetismo y carisma escénico pero que él nunca tuvo ni tendría la voz de Otello. A estas alturas todos sabemos cuales son las principales bazas del tenor, ante todo ese timbre cálido y hermoso, muy consistente y matizado en la zona central, con brillo, unido a una gran musicalidad y un fraseo que, aunque en ocasiones pueda pecar de exagerado, es muy comunicativo; y también sabemos sus puntos flacos, principalmente su dificultad en el extremo agudo, que siempre es esforzado y tirante, con pérdida de cuerpo y homogeneidad en relación al registro central y superior. Hace unos catorce años, más o menos, en un entonces famoso foro de ópera en el que, junto a aficionados como yo, intervenían algunos expertos y profesionales de la música y el canto, se me ocurrió escribir que, en alguna ocasión, encontraba resonancias baritonales en el timbre de Domingo y que no me extrañaba que en sus inicios hubiera comenzado como barítono, la reacción de la persona más prestigiosa entonces en aquel foro, hoy lamentablemente fallecida, a la que apenas se le discutía nada (¡Ay, de quien lo hiciera!), me sorprendió, no sólo estaba totalmente en desacuerdo sino que incluso parecía que lo hubiera ofendido diciendo eso. Ahora, sobre todo desde que ha decidido abandonar el repertorio tenoril y realizar papeles de barítono, he comprobado que, para más de uno, la voz de Domingo es baritonal, incluso he llegado a leer que en realidad es un barítono, lo cual no ha dejado de causarme sorpresa. Sea como fuere, el caso es que Domingo, que es tenor, siempre ha sido un Otello controvertido, más en sus inicios que ahora, porque hoy en día, con su trayectoria ya está situado más allá del bien y del mal, son innegables sus cualidades artísticas y es preceptivo que toda crítica que se le haga vaya ligada a manifestaciones de cierto reconocimiento. Desde luego, es absurdo hoy, viendo su longevidad vocal, afirmar que no tiene técnica, en todo caso tendrá una técnica no muy ortodoxa y particular, pero técnica al fin y al cabo, recuerdo que aquel prestigioso forero del que hablaba más arriba declaró en más de una ocasión que le hubiera gustado que el tenor español revelase el secreto de su técnica, con lo que daba por sentado que haberla, habíala. La frescura tímbrica que ha podido conservar con el paso de los años roza lo milagroso, con el tiempo fue consolidando sus graves, cada vez sonaban menos buscados, al mismo tiempo los agudos eran cada vez más dificultosos . Seguramente Domingo no pasará como la referencia en casi ninguno de los personajes que interpretó, lo que no significa que no vaya a ser recordado gracias, no sólo a sus grabaciones (rivaliza con Del Monaco en cantidad de grabaciones sonoras y actualmente en número de vídeos es el rey) sino también por los testimonios de aquellos que lo vieron en escena, como son recordados todos los grandes artistas que han destacado por su actividad sobre las tablas; casi nunca escucho grabaciones suyas sólo por el hecho de que participe él, pero las veces que he podido disfrutar de él en escena siempre ha despertado en mí una atracción -y yo no soy de los que se sitúan en las primeras filas de un teatro de ópera-, ese magnetismo tiene su origen en su expresividad, en su capacidad de comunicar, incluso cuando sabes que está cargando mucho las tintas. El Otello de Domingo parece que, por estilo, que no por vocalidad, se situaría en un lugar intermedio entre la fuerza de Del Monaco y la matización de Vickers, es el suyo un Otello muy apasionado -a los anglosajones, alemanes y franceses les gusta decir latino- pero algo menos primario que el de aquél. Me gusta lo que escribió el crítico musical argentino Sebastian Spreng, al compararlo con Vickers: donde Domingo aparece como atormentado y humano, Vickers es imperial, casi un psicópata; donde Domingo despierta piedad, Vickers evoca alienación, mientras que el español está locamente enamorado de Desdémona, el canadiense aún lo está más de sí mismo.
Afortunadamente nos ha llegado testimonio de aquel su primer Otello:
Y también de uno de los de su madurez, 2001, publicado en DVD, en La Scala con dirección de Muti. Pero vamos a escuchar el dúo del primer acto con Anna Netrebko el año 2006:
Y terminamos con Dio mi potevi scagliar del año 1979: