Revista Cultura y Ocio

Otoño feliz

Por Aceituno
Daniel Ramos

Hoy llega el otoño. Qué rápido pasa el tiempo. Hace nada estábamos sufriendo las temperaturas altísimas del verano y ahora ya casi estamos pensando en la navidad. Y así año tras año. Me pregunto cuántos otoños me quedan por ver. Seguramente no sea una pregunta agradable y lo más probable es que nadie se la haga. Nadie sano, claro. Cuando yo estaba sano tampoco me preguntaba esas cosas, pero ahora casi puedo decir que estoy, de golpe, en el otoño de mis días.

Las personas sanas llegan hasta aquí poco a poco, a base de vivir, sufrir, ver crecer a su familia… yo he llegado como si me hubiese colado en la fila, de sopetón. No estaba y de repente estoy. Nadie me esperaba y nadie me ha llamado, nadie me quiere aquí y sin embargo me han traído. Nunca sabremos el porqué y será una duda que nos acompañe para siempre. Alguien, en algún lugar, tomó la decisión de que ya era hora de que yo me fuese para el otro barrio, así que me mando esta enfermedad cruel y dolorosa para acelerar el proceso.

Casi hubiera preferido un accidente, morirme instantáneamente, llegar al invierno sin pasar ni por el otoño ni por la casilla de salida ni por ningún sitio, zas, se acabó, sin poder despedirme de nadie pero pudiendo vivir los últimos años de mi vida con normalidad. De esta forma es verdad que puedo hacer estas reflexiones, y llevar al día un blog y despedirme de mis seres queridos, pero el precio es alto, me ven sufrir, cada día un poco peor, cada vez más cansado, más dolorido, más apagado. Así son las cosas en el otoño. Uno no se muere, pero se le van cayendo las hojas poco a poco, se va marchitando, va cambiando el color lentamente y la tristeza comienza a ser la protagonista del cuento.

Lo bueno es que como lo veo venir puedo cambiar algunas cosas de mi propio otoño como por ejemplo el asunto este de la tristeza. Mi chica y yo decidimos hace tiempo que todo esto no iba a ser triste y no lo está siendo. Naturalmente que hay momentos tristes, es inevitable, pero duran muy poco. También ayuda el hecho de que me duele cuando lloro, así que el propio cáncer me lo pone fácil, pero lo que más ayuda es nuestra voluntad inquebrantable de despedirnos con alegría, con buen humor, sonriendo y bromeando como dos enamorados en el inicio de su relación. No queremos vivir un amor triste. Que llegue el invierno cuando tenga que llegar que lo esperamos con varias mantas, caldo de carne con jerez y la calefacción lista para usarse. Por ahora nosotros estamos viviendo un otoño plácido y sereno, relajado y feliz. Se caen las hojas, sí, pero nos gusta el sonido que producen cuando las pisas. Cambia el color del paisaje, sí, pero nos encanta ese tono ocre que adquiere el entorno. Creo que es solo una cuestión de actitud ante el mundo, de mirar el paisaje como si lo vieras por primera vez y de pensar que la vida es maravillosa y está ahí, lista para ser vivida.

De modo que sí, aunque suene increíble, éste está siendo un otoño feliz.


Otoño feliz

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Aceituno 1211 veces
compartido
ver su perfil
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Dossier Paperblog