Descripción física: 309 p.
ISBN: 978-849-2814-121
CDU: 821.134.2-31"19"
Signatura: N MEN oto
Precio: 19 euros en Casa del Libro (papel); también disponible en Amazon.
MADRID, 1888
Como siempre que cacharreo en internet, me topo con algunas sorpresas en forma de libro; esta es una de las novelas que me encontré hace algunas semanas, y aunque no me sonaban de nada ni el título ni su autor, me llamó la atención el argumento así que decidí hacerme con él. Las iniciales M.C. no me decían nada, hasta que investigando un poco descubrí que el autor era en realidad autora; Covadonga Mendoza nació en Avilés (Asturias) en 1970, estudió Geografía e Historia y, desde el año 2000, es funcionaria del Principado de Asturias y compagina este trabajo con el de escribir. Tiene publicadas unas cuantas novelas, entre ellas la que os traigo hoy, y también otros títulos, algunos de ellos ya descatalogados, como La hermandad de los elegidos, Liber Hespericus y Los del otro lado. Podéis ver la lista completa en Amazon.
La sinopsis de la novela nos cuenta lo siguiente:
El detective Christophe Labarthe y su ayudante Emma Halvick viajan a Madrid en octubre de 1888 para resolver el asesinato mediante un dardo envenenado del padre Hontañón, clérigo de la parroquia de San Andrés, sobre el que han dejado una nota en tinta roja que reza “Erebus”.Como vemos, la historia de Otoño sangriento comienza en Madrid en 1888; Emma y Christophe, nuestros dos protagonistas, son dos detectives franceses a los que les encargan resolver el misterio que rodea al asesinato del padre Hontañón. Lo único que se sabe del supuesto autor del crimen es que se hace llamar Erebus; y su modus operandi es sospechosamente parecido al de Jack el Destripador, que por las mismas fechas anda cometiendo sus fechorías en la ciudad de Londres. ¿Estarán relacionados los dos crímenes? ¿Se trata simplemente de un imitador del destripador inglés? Para descubrirlo deberéis leer la novela.
El caso se complicará con la muerte por degollamiento de una prostituta que frecuentaba la parroquia y que también lleva la firma de Erebus. El pánico se apodera de Madrid al tiempo que el criminal envía cartas a la prensa, y La Barthe empieza a sospechar que el asesino imita a Jack el Destripador, que opera en ese mismo momento en Londres, en su forma de relacionarse con los medios de masas.
¿Quién se esconde bajo la máscara de Erebus? ¿Quién es el asesino que anda suelto por el Madrid de finales del XIX?
Estamos, por supuesto, ante una novela negra al uso, y el hecho de que la acción suceda en Madrid me resultó de lo más sugerente; conozco mi ciudad bastante bien, y hasta que descubrí que la autora era asturiana, si me hubieran preguntado habría jurado sin dudarlo que o bien es madrileña o ha vivido en Madrid durante mucho tiempo, porque sus continuas descripciones, tan detalladas y tan bien hechas, nos harán sentir como si realmente estuviéramos durante toda la lectura paseando por las calles de la ciudad de la mano de sus protagonistas. Y al mismo tiempo iremos descubriendo detalles sobre el asesinato, sobre las pesquisas de la policía, que no siempre dan los frutos deseados, sobre la relación entre Emma y Christophe, que se admiran mutuamente porque los dos andan a la par en cuanto a inteligencia; aunque en el caso de Emma es algo más que admiración lo que siente por su compañero, y la pobre sufrirá lo suyo porque él finge no enterarse. Para una mujer de la inteligencia de Emma, es impensable ser racional y al mismo tiempo dejarse llevar por el corazón, pero así están las cosas...
A través de nuestros protagonistas iremos conociendo al resto de personajes, la mayoría de ellos de los llamados "bajos fondos" de la ciudad, aunque también tendremos ocasión de que nos presenten a varios miembros del cuerpo de policía, entre ellos el comisario Cruz y su "adorable" progenitora; Bonnard, un periodista que hará las veces de guía de los detectives franceses y que tiene en la cabeza más pájaros que otra cosa; Arturo Balmaseda, que debido a sus años vividos en Cuba y Brasil será el blanco de todas las miradas, ya que como he comentado, al padre Hontañón lo han asesinado con un dardo envenenado y ese sistema es de lo más exótico, conocido posiblemente por gentes que viven al otro lado del mar; y algunos personajes más que iremos descubriendo según se vaya desarrollando la trama, de la que prefiero no desvelar demasiado.
Me ha gustado mucho cómo está escrita la novela, con tintes del género negro pero al mismo tiempo narrada en tono de aventuras y, dada la época en la que sucede la historia, unido a la atmósfera a veces siniestra de las calles de Madrid, tiene también tintes de novela gótica. Y como ya comentaba antes, las descripciones de los rincones madrileños son de lo más detalladas, con lo que si además conoces bien la ciudad, como es mi caso, en todo momento sabrás perfectamente dónde está teniendo lugar la acción. Además, Mendoza ha sabido plasmar muy bien ese ambiente de las novelas de Agatha Christie (al menos a mí me ha recordado a esta autora), porque la madeja se va enredando cada vez más y nunca tendremos del todo claro quién está detrás de los asesinatos; también hay hueco para el amor, y por supuesto para el humor. Personalmente, con algunas de las escenas me reí bastante, aunque otras no son desde luego para reírse; pero está muy bien traída la combinación entre risas y cosas serias, acción trepidante y pensamientos filosóficos de los personajes, sentimientos encontrados durante la trama (unas veces miedo, otras agobio, asco e incluso casi odio hacia algún personaje)...
Por mi parte, no puedo menos que recomendar esta lectura que para mí ha sido toda una sorpresa de lo más agradable.