Revista Cultura y Ocio
Habemus nueva edición de Madame Bovary (noticia que no podía soslayarse aquí). De mano de Siruela y con traducción de Mauro Armiño. ¿Qué aporta?: tres fragmentos inéditos que suprimió Flaubert del manuscrito definitivo de la novela en los que se subraya la pasión de Emma por la lectura y cómo ésta podría haber sido el detonante de su incapacidad para diferenciar realidad y deseo. Es decir, no mucho, sobre todo si tenemos en cuenta que Flaubert eliminó dichos fragmentos por decisión propia y no como consecuencia del juicio por obscenidad y escándalo público al que tuvo que hacer frente. Eso sí, es una opción más para leer este clásico absoluto, aunque yo sigo prefiriendo la edición de Alba, difícilmente mejorable, con la impresionante traducción de María Teresa Gallego.