Estuvieron diciendo que era un simple préstamo, que los ciudadanos no pagarían ni un euro. Que todo era recuperable. Una mentira más, y gorda. Ese chip de la corrupción y la mentira que estoy seguro de que los peperos llevan incorporados, ha vuelto a hacer de las suyas.
De momento sólo se ha recuperado el 2,6% de los 51.000 millones del rescate. Pero, en el mejor de los casos nos tocará pagar, como mínimo, 26.000 millones de euros que ya se han perdido. Y eso si consiguen vender a precio de oro (3,5€ por acción) cuando hoy es sólo hojalata (0,80€ por acción)
A cada uno de los 46 millones de españoles la broma del rescate bancario le costará como mínimo 565 euros. Bastante más de lo que nos han costado los recortes en Sanidad y Educación (16000 millones), unos 348 millones por barba.
Ya pueden regalar sartenes, ipads baratos o relojes de chicha y nabo. Ya pueden. Porque en una familia normal, de cuatro miembros, el regalito bancario asciende a casi 2300 euros, que no está nada mal, o sea casi cuatro mensualidades de salario mínimo.
Si grave es el recibo que tendremos que pagar, nos guste o no, lo que es más grave, puesto que es reiterativo y parece no tener solución, es la capacidad de mentir y de engañar que el gobierno pepero lleva en sus genes.
Les da igual, han mentido tanto que podrían ser un ejemplo de mentirosos patológicos, si no fuera porque su única enfermedad es beneficiarse del poder para privilegiar a los suyos, a los bancos (como en este caso), a las grandes empresas, a las grandes fortunas, a sus amigos de toda la vida.
Había que escuchar a De Guindos (hoy cuestionado por el asunto Soria y chivo expiatorio del que el PP ofrecerá la cabeza para salvar al gran capo), o a la repipi vicepresidenta, o al mismo Rajoy, máximo responsable de todo, como defendían que no era un rescate, sino un préstamo, que no costaría un pavo. Y todo ello, cuando los más notables economistas, de todas las tendencias, les contradecían, pero ellos insistían, una y otra vez, para que, a fuerza de golpes, penetrase la mentira en la ciudadanía.
No tienen vergüenza, no tienen pudor. Les da igual todo, ¿alguien ha escuchado que pidieran perdón por mentir tantas veces a los ciudadanos? No. Ellos tienen impunidad y están por encima de la verdad. Su verdad es la buena, aunque no coincida con lo que ocurre.
Y a todo esto, ahí queda este país, sin duda, cada vez más enfermo. Cuanto más se descubren sus mentiras, sus corrupciones y sus cambalaches, más les votan. ¿Cuál será la próxima mentira o el siguiente acto de corrupción, que les dará la mayoría absoluta? ¡Oh, país!
Salud y República