Otra de cementerios en La Habana (el de los Protestantes)

(Imagen tomada del periódico Granma digital, boceto de herrería y diseño de la entrada)

También es conocido como Cementerio de los Americanos o de los Ingleses, este fue el primer recinto oficial preparado para colocar los restos de los no católicos, residentes o estantes en La Habana.

Desde mayo de 1667, Inglaterra y España certificaron un tratado, legalizando en una de sus cláusulas la sepultura que debería concederle España a los ingleses fallecidos en alguno de sus dominios extra territoriales.

Pero es en inicios del siglo XIX que se construye el Cementerio de los Protestantes, ubicándolo en terrenos vendidos por Antonio de Frías en lo que en aquellos tiempos se conocía como el Monte Vedado, actualmente entre las calles 11, 15, B y E, al fondo de la actual Parroquia del Vedado. Siempre contó con un reglamento propio, responsabilidad del Capitán General.

Para enterrar un cuerpo debían abonarse 30 reales. Y la ruta a seguir arrancaba en la puerta de la Punta, seguía hacia la batería de Santa Clara, donde se encuentra hoy el Hotel Nacional, y desde ahí, tal vez por la actual calle Línea, hasta el cementerio.

El Cementerio de los Protestantes llegó a un estado de descuido y desolación en el año 1835, cada vez recibió menos cadáveres, convirtiéndose en un tenebroso y temible sitio al que todos temían.

En 1841, con la muerte y el funeral del teniente británico Dawson, enterrado en el Cementerio de Espada, el cónsul sajón en La Habana, David Turnbull, escribió al capitán general de la isla una protesta por el entorno del Cementerio de los Protestantes, «donde quedaban expuestos los cadáveres a la faz del día y donde las aves de rapiña y los gusanos contienden por su parte en los despojos humanos…».

Por esto se acordó construir una nueva necrópolis para los no católicos en los terrenos del Hospital de San Lázaro. Pero fue un proyecto muy costoso que nunca se ejecutó. En la segunda mitad del siglo XIX el cementerio fue clausurado totalmente.