Revista Opinión

Otra dictadura silenciada

Publicado el 07 abril 2014 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave
Londres acogió una protesta de apoyo al golpista Al Sisi el pasado agosto / Snapperjack - Flickr

Londres acogió una protesta de apoyo al golpista Al Sisi el pasado agosto / Snapperjack – Flickr

En el tercer aniversario de las revueltas árabes, para los egipcios reina la impotencia. La revolución egipcia se ha convertido en un pequeño fragmento de la historia entre dos dictaduras con el beneplácito internacional. Porque legitimar una dictadura no es solo apoyarla, sino también observarla y guardar silencio. Como ocurrió en su momento con Hosni Mubarak y como está ocurriendo ahora con el militar Abdel Fatah al Sisi. Periodistas y simpatizantes de los Hermanos Musulmanes están siendo detenidos y procesados, por no hablar de los 528 condenados a muerte por su simpatía con los Hermanos.

Los Hermanos Musulmanes llegaron al poder tras 57 años en la sombra, prohibidos por orden del autoritarismo que reinó siempre en Egipto. Pero lo que es innegable es que los Hermanos, liderados por Mohamed Mursi, fueron elegidos democráticamente como un logro histórico en Egipto tras las revueltas. El error vino después: una islamización progresiva de los órganos de gobierno del país (incluida la Constitución), la permisividad con la represión militar y policial y la incapacidad de solventar la crisis económica. Una crisis provocada, entre otras cosas, por la huída masiva del turismo en Egipto tras el alarmismo generado por los países occidentales. Y esque Mursi contaba con los votos de los egipcios, pero no con las fluidas relaciones de interés mutuo con Estados Unidos que sí mantenía Mubarak.

El golpe de estado del año pasado, por el que el militar Al Sisi tomó el mando en Egipto, es interpretado por diversos politólogos como un intento de regresar a la era Mubarak. Y no debería extrañarnos, teniendo en cuenta que se ha declarado a los Hermanos Musulmanes como grupo terrorista y se ha aprobado una Constitución pobre en proyecto social pero rica en restricciones a la libertad. Y porque el propio Al Sisi se está postulando para unas elecciones presidenciales que van por el camino de ser una gran farsa aplaudida por los socios de occidente.

CLÁUDIA MORÁN
@claudiamm2


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