Tenemos que tomar muy en serio qué Europa queremos. No podemos hacer una Europa contra la igualdad. Tenemos que aspirar a cambiar la estructura actual de la misma.
Tenemos que construir una Europa solidaria con los que menos tienen, una Europa en la que los jóvenes puedan hacer su camino sin trabas.
Tenemos que eliminar la troika, ese triunvirato con mucha maldad.
Necesitamos otra Europa muy distinta, sin un sur ni un norte, no dividida y no dando el poder a los grandes grupos financieros.
Tenemos que tener un Banco Central que sea fuerte y autónomo, no político. Tenemos que conseguir que la Justicia sea única e independiente de los otros poderes.
Tenemos que tener un Parlamento Europeo que de verdad sea el representante de todos los ciudadanos europeos y que sus eurodiputados se dediquen a resolver los problemas de los millones de europeos que conformamos esta Europa.
Necesitamos otra Europa que sea un puntal en el mundo y que cuente para ello con los mejores dirigentes en las diversas áreas.
No queremos una Europa de nacionalismos provincianos, queremos una verdadera Unión Europea como en sus comienzos soñaron sus fundadores, que hicieron algo con sentido común en por de una verdadera Comunidad Europea de los pueblos.
No queremos una Europa con personalismos. Queremos dirigentes que trabajen siempre para lograr el máximo bienestar de sus ciudadanos y que les guste su tarjeta de identidad y la muestren con orgullo de ser europeos de verdad.
Queremos en definitiva una Europa solidaria, una Europa que todos nos sintamos orgullosos de ella. Queremos otra Europa.