Revista Filosofía
La mirada de nuestro querido colaborador Miguel Porcel retrata ese momento de indecisión, esencial a todo proceso creativo, con el que ha de contar el artista antes de deshacerse o retomar definitivamente lo escrito. El papel, ligeramente arrugado -¿o quizá desarrugado?-, representa la parte residual del arte que nace precisamente en el momento en que no se da esa misteriosa conformidad entre el autor y su obra. La obra aquí expuesta habla sobre sí misma, sobre lo que queda de ella o sobre lo que aún no es, en cualquier caso, sobre lo que inunda el proceso creativo pero que ha quedado fuera del resultado. Nos habla también del tiempo, del tiempo de espera que toda obra necesita para su composición, de la incertidumbre que esconde esa mirada desconfiada que no termina de despegarse del papel.