Sano y Salvo (y libre de intervenciones médicas innecesarias)
“No podemos aspirar a una prevención que evite todo”
Los doctores Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández cuestionan el modelo de salud de la sociedad desarrollada basado en una práctica preventiva que ocasiona graves riesgos sobre las personas sanas. Los médicos se convierten en “sacerdotes” que aspiran a conseguir la píldora mágica que erradique la enfermedad y cuya actividad se justifica como una “victoria pírrica” contra la muerte
Sano y salvo (y libre de intervenciones médicas innecesarias)
Estas ideas las recogen en el libro “Sano y Salvo” (editado por Los Libros del Lince) y que ya han defendido en las principales revistas científicas durante los más de cuarenta años de profesión como médicos generalistas, investigadores y docentes en la Universidad Autónoma de Madrid. Ahora, tras la jubilación de la medicina práctica, quieren ayudar al lector a resolver el dilema “entre disfrutar de la salud y temer perderla con el disfrute”.
Los doctores e investigadores Mercedes Pèrez Fernàndez y Juan Gèrvas, autores del libro ”Sano y salvo”
Ustedes dicen en su libro que, actualmente, tenemos mejor salud que nunca pero nos sentimos más enfermos. ¿Qué está fallando?
Se produce una colusión de intereses porque todos queremos más. Los pacientes están insatisfechos porque quieren más salud. La industria se lo promete y hace negocio con ello. Los médicos y profesionales participan en la fiesta porque también les beneficia. Los medios de comunicación festejan cualquier promesa insólita, como la reciente vacuna del alzhéimer. Y los políticos y los académicos se instalan en una dinámica en la que es fácil prometer lo imposible.
El resultado final es la paradoja de la salud: las poblaciones más sanas cada vez tienen mayor insatisfacción, consumen cada vez más medicinas, pruebas y diagnósticos y el resultado final es que viven con insatisfacción. Por eso estamos fracasando.
Y además entra en escena el negocio de la salud…
Si, hay negocio, es el dinero el que mueve el mundo en esta economía de mercado. Pero conviene no achacar en exceso al afán de lucro el movimiento alrededor de la medicalización, de la vida y de la enfermedad. Se hace el negocio pero sobre unas ansías de búsqueda de la eterna juventud que hasta ahora habían sido teóricas, pero que a finales del siglo XX y en este XXI se piensa que ese mito puede ser posible. El quedarnos solo con el negocio nos limita mucho, hay que dar énfasis a ese deseo, aspiración, creencia. Y consumimos lo que nos ofrecen, como el timo del tocomocho. Es la búsqueda de la fórmula de la eterna juventud mientras parcheamos la vida para retrasar el momento de la muerte. En esa búsqueda insaciable de más salud podemos perder la salud que tenemos. Por ejemplo, la obesidad: estar gordito se asocia a mejor salud. Y la gente para adelgazar se somete a dietas e incluso a medicamentos que producen muertes. En la búsqueda de la figura ideal pueden morir. Termina siendo paradójico, triste y muy duro.
La atención sanitaria es un factor de riesgo, la tercera causa de muerte en Estados Unidos, mientras que en España fallecen unas 6.500 personas al año por los efectos adversos de los medicamentos y la radiología, entre otras causas médicas.
Mucho de lo que está ocurriendo en España nos lleva al modelo sanitario de Estados Unidos. Es la sanidad más peligrosa del mundo, la más cara y la que peores resultados obtiene. El sistema sanitario universal es un logro pero se termina viendo con precaución. Por ejemplo, las niñas con escoliosis sometidas a radiología en chequeos innecesarios, cuando son adultas aumenta la frecuencia del cáncer de mama.
Entonces… ¿la prevención no es tan eficaz como pensamos y sí peligrosa para la salud?
Tiene una parte beneficiosa. Las primeras vacunas…como la de la rabia. Ahora prevenimos enfermedades que no es necesario prevenir y con lo que hacemos más daño. Conviene ver la prevención con precaución y ser críticos porque no siempre es conveniente ni necesaria. Y cuando se pierden los límites y se convierte en algo que promete lo imposible se convierte en algo muy peligroso. “Pornoprevención” es un término (utilizado por el escritor y periodista Vicente Verdú) en el que se aspira a vivir sin ningún riesgo y eso es aburrido. Vivir es correr riesgos y en eso está el disfrute de la salud. Pero también hay peligros. No se puede vivir sin ninguna incertidumbre y en ello hay que encontrar alguna alegría y satisfacción. No podemos aspirar a una prevención que evite todo, ni podemos ver la enfermedad y la muerte como un fracaso de la prevención. Se pueden prevenir algunos tipos de muerte pero acabaremos muriendo por otras causas, los cuerpos encuentran la forma de morir.
Reivindican morir con salud. ¿Es eso posible?
Enfrentarse a la muerte con dignidad, con tranquilidad, con el control de los síntomas (dolor, vómitos, estreñimiento, insomnio). Si todo eso se controla se puede morir con la sensación de que el tiempo se cumple, que hemos cumplido la misión que hemos tenido en la vida. Pero se alarga mucho el sufrimiento y hay que ejercer la “ética del basta ya”, del “ya no se hace nada más”. Dejemos de luchar contra la muerte porque hay que aceptarla y uno, entonces, recobra un montón de salud, la oportunidad de que un acto importante de la vida no se convierta en miserable. Existe un encarnizamiento terapéutico que hay que evitar, es la propia familia del paciente la que lo pide.
En “Sano y salvo” critican que los distintos actores sanitarios llegan a crear “enfermedades imaginarias”.
El afán de los pacientes, de los negociantes, de los médicos, de los académicos, de los políticos… llega a crear enfermedades imaginarias. Un ejemplo es la andropausia: un negocio que vende la testosterona en crema. Eso es una enfermedad falsa. Es cierto que en los hombre va disminuyendo la testosterona que tienen en sangre pero bien dice el refrán: antes pierde el hombre el diente que la simiente. Esa testosterona (crema) es peligrosa, no mejora la actividad sexual y aumenta el peligro de insuficiencia cardiaca o cáncer de próstata. Es un negocio tóxico. Y es parecido a la menopausia y al tratamiento con hormonas que conlleva riesgo de infarto y cáncer de mama.
Entonces…¿nunca recetaría un tratamiento hormonal sustitutorio?
En Medicina no existe el “nunca jamás”. Si se tiene menopausia precoz por algún problema, recetaría el tratamiento hasta la edad de la menopausia. A los varones que por enfermedad tienen problema con la testosterona se la recetaría.
También rechazan el someterse periódicamente a una citología, si no es necesario.
La cultura ha reflejado desconocimiento de la ciencia en España porque nunca ha habido ninguna duda de que la citología de cuello de útero para el cáncer era innecesaria. La muerte por cáncer de cuello de útero tiene frecuencia baja en España. Practicar una conificación (extracción del cuello) hace más daño del que evita. Los chequeos no son necesarios y no se asocian a la mejora de la salud, ni disminuyen su mortalidad. Si ha tenido tres citologías normales seguidas, la probabilidad de tener cáncer de cuello de útero es nula. Se puede hacer una cada tres años. En el sistema sanitario el cribado de cuellos de útero no son programas de población.
¿Qué opinan entonces de la vacuna del papiloma humano?
No cumple ningún criterio y ahora no existe. Se está poniendo una vacuna experimental con una efectividad del 17%, sin efectividad en las mujeres que ya han tenido relaciones sexuales. Es un experimento que está costando mucho dinero y muchos daños y si su inmunidad no dura 30 años vamos a tener problemas cuando estas niñas sean mayores.
¿Tampoco ven necesario la autoexploración de mama o medir el colesterol?
La autoexploración no disminuye la mortalidad ni mejora el pronóstico del cáncer de mama. Y dobla el número de biopsias e intervenciones. Hace mucho daño. Este es un mensaje científico y nosotros tardamos décadas en hacer esas afirmaciones, hasta tenerlas. La sociedad está influida por un sector fanático de la prevención y parece que eso es lo normal. Pero la postura intermedia suele ser la más prudente. No estamos contra las vacunas, pero de ahí a que todas sean buenas es otra cosa. Respecto al colesterol: si tiene un infarto, angina..le recetamos estatinas porque son beneficiosas, pero de ahí a que la gente no coma huevos, no tiene nada que ver. Es fanatismo preventivo a costa de la salud y del bolsillo de las personas. Hay quienes nos pueden ver muy radicales en el sentido de pedir prudencia, pero desde el punto de vista ético pedimos una actitud intermedia. No somos alternativos, somos científicos, muy rigurosos. Hay una epidemia de miedo que se transmite a la sociedad. Hay que ser feliz y disfrutar de la vida.
La sanidad está viviendo ajustes y recortes en mitad de una grave crisis económica. ¿Qué opinan de esta situación?
Es cierto que el sistema sanitario podría producir mucha más salud con menos gasto, pero eso exige la reforma del sistema público de cobertura universal, no la copia del modelo de Estados Unidos que es lo se está haciendo aquí. Mucho de lo que hay detrás de la privatización en España es corrupción. Algunos servicios que con buena lógica se pueden privatizar o reducir en España no se van a poder tocar porque vamos a entrar en un proceso de irracionalidad ya que la gente se va a oponer a cualquier cambio, aunque sea positivo. No están podando, están talando.
En Estados Unidos se gasta en salud más que en ningún país del mundo y viven menos años, incluidos los ricos, y tienen más enfermedades evitables. Si ese es el modelo a seguir, es lamentable porque va a disminuir la salud, en especial de los más frágiles: desempleados, niños y ancianos. Es como cortar la pierna a una persona que tiene anginas.
Fuente: www.efesalud.com