Una carrera en literatura no es lo que parece. O bueno, si: están las dudas sobre el futuro laboral, tenemos todos un libro y un poema favorito en la recámara, para cuando preguntan (Por mi lado The Damned United y el Relato de Sergio Stepansky), hay talleres de escritura y listas de libros por leer. Pero también no es lo que parece, al menos no la mía. Con tantas voces distintas como hay en mi clase, donde somos veinte o casi veinte, y seguro más de diez nacionalidades distintas, me impresiona lo poco que hemos hablado de los textos: si, hemos visto uno o dos textos de los que vì en la escuela, de esos textos que cuando tenía 16 o 17 me hicieron enamorar de la literatura y me trajeron hasta aquí, pero los hemos pasado por encima, nos los tragamos como un jornalero en su descanso de mediodía, apurándose a consumir su almuerzo para volver a producir. Los usamos como mera energía.
De varias de esas clases salí con mi corazoncito de niño soñador agrietado: tal vez literatura sea esto, usar los textos como sacos de boxeo, tal vez no valgan para más que analizarlos así, encontrarles las figuras retóricas y luego largarnos, pasar al siguiente. Luego la tristeza se mezclaba con la rabia, en el fondo sabía que había algo más, algún comentario, alguna acotación que se podía hacer de ese poema, de esa novela. Me quedaba con un pico en la mano, yo queriendo excavar lo más profundo posible, y ellos mostrándonos la ve3ta donde estaban los diamantes y cerrando la mina.
Recordé entonces, el otro día hablando con alguien, que no necesitaba hablar con un profesor para encontrar la belleza, que lo había hecho antes por mí mismo, y podía volver a hacerlo, si eso era lo que quería. Y recordé este blog, que había empezado en vacaciones, me había prometido continuar todos los días (Ja, ya dijo…) y había abandonado. Era una buena idea retomarlo para escribir las cosas que quería decir, al menos algún día a la semana.
Siendo así las cosas, reemplazaré lo que mi yo de hace 5 meses quería que fueran los #MartesDeVHS por textos donde pueda explayarme a mis anchas sobre los escritos que me enamoraron, y ojalá enamoren a alguien allá afuera. Sean canciones, capítulos de libros, poemas, libros enteros, guiones de Youtube, no importa. Serán Martes de Disección.
Otra vez, con otra columna que empieza en la nada y termina con una promesa (En la nada),
Nada más que para una notica,
Gecost.
Webgrafía, Manuscrito de Flaubert repleto de correcciones https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Un_C%C5%93ur_simple_(manuscrito).jpg