El año pasado escribí esta entrada explicando lo poco que me gusta la celebración del Día Internacional de la Mujer (Trabajadora) que se celebra hoy. Como estoy conforme con lo que dije en su momento y, por desgracia, no ha mejorado el tema, me parece buena idea rescatarlo.
Pongo trabajadora entre paréntesis porque parece que este año he escuchado menos esta coletilla, que me ha parecido siempre especialmente cabreante, aunque lo peor realmente es que el día siga existiendo, igual que sigue existiendo el día del niño, el día del orgullo gay y demás días conmemorativos supuestamente reinvidicativos. Que siga existiendo el día para mi significa que la mujer sigue teniendo un serio problema para ser libre y, mucho me temo, que por el camino que vamos, estamos yendo en dirección contraria.
"Se trata de que las mujeres no tengan que renunciar a su vida laboral por la necesidad de atender a su vida familiar" le he escuchado a una política esta mañana. ¡Qué agotamiento, por favor!. Atender a su vida familiar, es decir, la vida familiar vista como una carga, de esas que a muchos empresarios les ponen los pelos como escarpias cuando comunicas tu embarazo. ¡Qué horror!.
Qué tal si lo reformulamos de otra manera: "se trata de que las mujeres no tengan que renunciar a su familia y a sus ideales de vida para poder atender la necesidad que tienen muchas familias de ingresar dos sueldos en casa". O, mejor aún, por qué no podemos decir: "se trata de que las mujeres puedan ser libres de elegir lo que quieren hacer con sus vidas y que sus decisiones no se vean nunca como renuncias".
Pero no, no, es que este discurso no vende. Hay demasiados intereses puestos en que las mujeres no seamos libres, sino que permanezcamos atadas a la cadena de producción, obviando que muchas no compartimos esa realización económica y no deseamos ser igual que los hombres porque esa sería la peor desigualdad de todas. No hay más que ver las propuestas que se les ocurren a los políticos: más guarderías, horarios más amplios en colegios... Todo facilidades, vaya, pero facilidades para seguir en la cadena, como un peón más, sin posibilidad alguna de rebelarse, de vivir de otra manera.
Así que yo, mientras se siga celebrando este día, seguiré dando la nota discordante. Mi deseo para hoy es que algún día todas las mujeres puedan ser libres para perseguir sus sueños.