Dijo Don Benedicto en su mensaje “La libertad religiosa, camino para la paz”:“La misma determinación con la que se condenan las formas de fanatismo y fundamentalismo religioso ha de animar la oposición a todas las formas de hostilidad contra la religión, que limitan el papel público de los creyentes en la vida civil y política.”
El Papa se dirige a un universo en el que aparentemente los laicos y escépticos amenazan u hostigan públicamente a los creyentes que hacen pública su fe cuando usualmente lo que ocurre es exactamente lo contrario:- A nadie se le pide abjurar de su fe para desempeñar ciertos cargos, por el contrario, en muchos países aún se les pide a los candidatos manifestar –no solo que son “gente de fe”- sino que específicamente profesan las creencias que promueve la ICAR.- No son los escépticos ni los ateos los que queman iglesias, sinagogas, templos, mezquitas etc. sino por el contrario, suelen ser los concurrentes a estos lugares los que queman los centros de otras confesiones, así como han incendiado bibliotecas llenas de libros “pecaminosos” o clínicas sospechosas de hacer abortos
En el mismo texto, el Papa defendió la 'importante contribución ética' de la religión en el ámbito político y sostuvo que, por ello, no se la debe marginar o prohibir, sino considerarla como una aportación válida para la promoción del bien común. Es irónico que la reivindicación de la religiosidad como un aporte a la “promoción del bien común” provenga del jefe de la institución que no vaciló en combatir, perseguir y condenar al infierno -y en muchas ocasiones contribuir eficazmente al tránsito hacia el mismo- a todos aquellos cuyas “premisas religiosas” se apartaron mínimamente de lo que consideraba ortodoxo.
En Noticias Falsas pensamos que es simplemente absurdo pretender que negarse a emplear métodos de control de la natalidad o condenar el uso de profilácticos para evitar la propagación del SIDA o frenar determinadas investigaciones sean “aportes al bien común”. Sin duda los creyentes bien pueden proceder de esta manera, teniendo la cantidad de hijos de “dios les mande” o practicando la castidad hasta el matrimonio o evitando ciertos alimentos etc. son libres de hacerlo, pero nos parece de necios o de soberbios pensar que las premisas religiosas de algunos deban convertirse en ley para todos.
No suelen verse a ateos manifestando para que una adolescente violada aborte en lugar de finalizar su embarazo, ni tratando de convencer a dos personas de distinto sexo para que se casen so pena de considerarlos enfermos ni interrumpiendo procesiones religiosas ni boicoteando muestras de arte,pero es usual ver –y manifestando un nivel de vehemencia que no excluye el empleo de la violencia- a grupos de religiosos actuando en estas circunstancias por lo que en Occidente, pese a la victimización de los creyentes que proclama Benedicto, queda claro que desde hace siglos, la ICAR está mucho más seguido del lado de los que hostigan que del lado de quiénes son hostigados.