Una “manada” de catorce adolescentes marroquíes violó hace unos días a una chica mientras otro de ellos acuchillaba a su novio por defenderla en la estación de metro barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet.
El hecho ha provocado un irritado debate entre quienes exigen prisión y después expulsión de los adolescentes, y quienes los consideran víctimas de los racistas y fascistas al culpar al sistema político y a las autoridades.
Los acusados entraron ilegalmente en España como parte de una creciente oleada de menores de los que sólo en octubre llegaron 3.000 a Cataluña, según Chakir el Homrani, consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalidad.
Homrani, sociólogo nacido en Barcelona de familia inmigrante, militante de ERC y separatista muy activo, admite además que en julio de 2018 se habían superado ya los 1.489 menores africanos que llegaron a Cataluña en 2017.
Los albergues de la Generalidad tienen sólo 432 plazas, por lo que estos MENA (Menores No Acompañados) terminan buscando cómo vivir.
Algunos duermen en parques o en comisarías a donde van voluntariamente, otros como esta “manada”, ocupan pisos sin higiene donde se contagian enfermedades. Una es la sarna que le transmitieron a la violada, su novio y a los mosos d’esquadra que los detuvieron.
La mayoría quedó en libertad, lo que provocó la protesta de diferentes grupos cívicos: la alcaldesa socialista de Santa Coloma organizó una concentración contra la Generalidad, pero para su disgusto acudieron a apoyarla grupos que considera de ultraderecha porque exigen la expulsión de los MENA
Otros, de distintas oenegés proinmigración, grupos autoproclamados antifascistas exigieron que no se culpara a los marroquíes, alegando su precariedad social.
Las feministas, tan activas en el caso de la “Manada” de Pamplona, no aparecieron, mientras nadie da una explicación sobre qué va a hacerse ante esta llegada incontrolada de jóvenes, algunos de cuales actúan como manadas.
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SALAS