
No volverán —por más que en mi recuerdoaún broten, de oro y polvo, tan menudas—las flores a las hojasanchas del nisporero. En un rincón, a solas,junto al muro encalado, con su música rubiade abejas que del polen hicieron blanca cera.Se consumió esa vela y, con ellas, mis ojos.Y por más que ahora miro, dónde aquel cuerpo blanco,y dónde aquel rumor que se llevó una nube.