Por la Universidad fue convocado en el horario normal de clases, la asistencia quedaba garantizada porque no asistir equivalía a ausencias injustificadas en los turnos de ese día. Los varones de Economía, Contabilidad, Cibernética, Turismo y Geografía fueron congregados en el estadio universitario. Ruidosos y desorganizados, los estudiantes se acumularon en el centro del terreno en algo vagamente parecido a una formación. Al frente, un desconocido en ropa de civil, intentaba poner orden; por su parte, los profesores, dentro del alumnado, trataban de hacer lo mismo. Micrófono en mano, el desconocido del frente, ante el desorden general, lanzó su estentórea voz de ¡Fiiirrrmes! Fracaso. De entre los estudiantes surgieron burlas y el del micrófono tuvo que cambiar al modo patriotismo conciliatorio sin demasiado éxito. Logró sin embargo una carcajada general luego de endilgar su filípica cuando puso en ¡Descansen! a estudiantes que nunca estuvieron en otra posición. Irreverentes dentro del grupo le gritaban que se callara y hubo un aplauso espontáneo ante un desperfecto del audio.
El único momento de silencio se hizo durante el himno, silencio mayor si se tiene en cuenta que los estudiantes no cantaron, silencio roto solo por un móvil que timbró dos veces. Luego, una joven leyó el infaltable comunicado y un Teniente Coronel habló de compromiso, patria, enemigo y esas cosas. La actividad terminaba con el traslado de los estudiantes al teatro de la Escuela de Sicología para ver la película Caravana, Kangamba, u otro audiovisual bélico. Fracaso. Los estudiantes en su mayoría, ya con la asistencia tomada, encontraron mejores cosas que hacer.
Una cámara de televisión fue testigo de lo que en el estadio universitario sucedió: quizás con una buena edición del material, algo haya salido en estos días de victorioso ejercicio para garantizar “nuestra invulnerabilidad militar”.