Revista España

Otro cuento, los antioxidantes.

Por Jlmora

Ya hemos hablado un poco, sobre los hábitos alimentarios y como nos engañan con la publicidad, soja, actimel...
Ahora encuentro con nuevo datos, sobre lo que nos han vendido como milagrasos antioxidantes que alargaran la vida de quien los tome. Aquí los dejo para que penséis:

"Uno de los mayores embustes que se han difundido con profusión (de tantos como hay) es el de las propiedades saludables de los antioxidantes, sea en la alimentación o directamente en complementos vitamínicos, que siempre reportarán más beneficios. Se nos está intentando vender por todos los lados que con toneladas de antioxidantes que ingiramos en la dieta o en cápsulas, estaremos protegidos frente al cáncer, reforzaremos nuestros sistema inmune y, por supuesto, ganaremos en mayor longevidad. Tan asumido está este concepto, que cualquier cosa que pueda declarar alto contenido en antioxidantes, se publicita inmediatamente por sus supuestos efectos beneficiosos sobre la salud y el envejecimiento, sin tener que pasar por ensayo o prueba alguna, faltaría más, no estamos hablando de la malvada industria farmacéutica.

Otro cuento, antioxidantes.

Pese a una enorme literatura científica sobre los antioxidantes y el estrés oxidativo y su relación con el envejecimiento (y el cáncer y tantas otras cosas), lo cierto es que estamos muy lejos de entender exactamente cuál es esa relación, incluso en los cultivos celulares, menos en los animales de experimentación y, por supuesto, nada en humanos.

La mente humana sufre complejas distorsiones de la realidad producidas por sus ilusiones, frustraciones, deseos, etc. (no voy a intentar hacer de psicólogo a estas alturas). Un ejemplo de ello es la teoría del envejecimiento debido a la oxidación. Qué explicación más sencilla, más entendible por cualquiera, más obvia, que pensar que envejecemos porque nos oxidamos (?!). A fin de cuentas ¿qué somos cuando envejecemos, más que viejos cacharros oxidados? Pues ya está, ¡la oxidación es la respuesta! Se produce además una de esas habituales perversiones del lenguaje tan típicas en la charlatanería pseudocientífica de nuestros días. Los antioxidantes neutralizan los radicales libres, que tienen carga negativa, ¡para qué queremos más!

No digo que no existan multitud de datos relacionados con el proceso de oxidación de componentes esenciales celulares durante el envejecimiento, pero de ahí a pensar que tenemos un conocimiento 100% de cómo funciona esto de la oxidación y el envejecimiento ... hay un salto considerable. No es menos cierto que existen también demoledores datos en contra de la teoría del envejecimiento por la oxidación (prometo una entrada futura dedicada a la teoría oxidativa del envejecimiento). Nos encontramos además, con multitud de ejemplos en los que las defensas antitumorales o antiinfecciosas se realizan mediante procesos que necesitan de la generación de estos radicales libres de oxígeno, y que de impedir su generación, interferiremos negativamente en procesos defensivos fundamentales para la integridad del organismo. Si además nos metemos con antioxidantes como método eficaz antienvejecimiento, ahí ya patinamos por completo.

Cuesta hacerle entender a la gente (y en muchas ocasiones no se tiene ningún interés en ello) que los descubrimientos científicos llevados a cabo en el laboratorio usando una placa de cultivos, poco o nada tienen que ver con lo que les intentan vender haciéndolo pasar por el último descubrimiento del milagro antiedad demostrado científicamente. La prueba del algodón son los ensayos clínicos realizados con garantía y ahí, me temo, la cosa se hunde. Los antioxidantes no sólo no han demostrado eficacia alguna por el momento, si no que incluso se han demostrado perjudiciales para la salud. Claro, esto no lo van a publicitar, pero los datos que existen hoy en día son que el consumo de suplementos antioxidantes no prolonga la vida y no protege del cáncer, si no al contrario, aumenta la mortalidad por diversas causas y en ciertos estudios se han observado incrementos considerables de la incidencia de tumores. Por ejemplo, un estudio realizado en el 2007 con cerca de 300000 hombres sanos que recibieron o no complejos multivitamínicos tuvo que ser parado al comprobar que aquellos que tomaban los antioxidantes veían su riesgo de padecer cáncer de próstata al doble que aquellos que no los consumían (ver referencias al final del texto).

Una buena alimentación es imprescindible para una buena salud. Esta máxima es asumida por todos incluso desde antes de Hipócrates (460-377 AC). Nuestra dieta nos aporta las vitaminas y oligoelementos esenciales que no podemos sintetizar. Por tanto, una alimentación equilibrada y variada, como la que podemos encontrar en países desarrollados, supone un aporte de micronutrientes como el beta-caroteno (precursor de la vitamina A), vitamina D y E, o selenio, todos ellos con propiedades antioxidantes, en cantidades suficientes. Las pastillas de vitaminas antioxidantes en poblaciones con alimentación adecuada suponen pues un dudoso beneficio para la salud. Pero además, como decimos, pueden tener unos efectos negativos sobre nuestra salud, insospechados y peligrosos.

Intentar dar el salto inmediato de los resultados preliminares experimentales del laboratorio a la práctica con humanos es, cuanto menos, descabellado e irresponsable. Por ello no encontrarán ustedes ningún tratamiento médico, ningún fármaco, basado en antioxidantes. La industria farmacéutica y la práctica médica (seria) se basan en la evidencia científica y han de someterse a rigurosos procesos de evaluación antes de poder ser aplicados a la población. Desgraciadamente, los vendedores de humo, los que trafican con elixires de la juventud eterna, los que prometen el milagro antiedad, irresponsablemente intentan hacernos creer que consumiendo sus pastillas de extractos de resveratrol o de Q10 o de vitamina A, C, D y E, vamos a detener el envejecimiento. Promesa sin duda apetitosa para individuos que se asoman al declive del paso del tiempo en una sociedad que ensalza más que nunca los valores de la juventud. Para los que simplemente venden yogures, zumos de fruta o verduras, apuntarse al carro de los antioxidantes es muy sencillo y rentable, el trabajo ya se lo han hecho los de la industria de suplementos y las vitaminas. Lo trágicamente irónico es que con ello podemos estar empeorando sensiblemente nuestra salud, siguiendo el consejo de los que dicen estar velando por ella.
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Via| Fuente de la eterna Juvetud
Visto en Meneame

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