Una fría mañana de invierno en Dublín (para los británicos los irlandeses son como los de Lepe para nosotros) el marido y la mujer estaban escuchando la radio mientras desayunaban. Oyeron al locutor anunciar “Hoy tendremos unos 25 cms. De nieve. Deben aparcar su coche solo en el lado de los números pares de la calle para que la máquina quitanieves pueda pasar sin problemas”. La buena esposa, obediente, salió y colocó su coche en el lugar adecuado.
Una semana más tarde, de nuevo mientras desayunaban el locutor de radio dijo “Hoy tendremos unos 30 cms. De nieve. Deben aparcar su coche solo en el lado de los números impares de la calle para que la máquina quitanieves pueda pasar sin problemas”. De nuevo la buena esposa, obediente, salió y colocó su coche en el lugar adecuado.
A la semana siguiente también mientras desayunaban el locutor dijo “Hoy tendremos unos 30 cms. De nieve. Deben aparcar su coche…”, cuando la luz se cortó. La Buena esposa angustiada y con cara de preocupación dijo “No sé qué hacer. ¿En qué lado de la calle debo aparcar para que pueda pasar la quitanieves?”.
Entonces con amor y comprensión el marido le dijo “¿Por qué no dejas el maldito coche en el garaje esta vez?