Publicado en HeraldPost.es
Importa poco que los modelos que predecían algo así como el holocausto climático no dejen de equivocarse una y otra vez. Que para que se derritan los polos hace falta que en los polos suba la temperatura unos 50 grados. Que los muchos de los panelistas del cambio climático, los oficiales, vengan diciendo ya hace algún tiempo que no mira, que la cosa de la contaminación, el clima y el efecto invernadero van a ser una cuestión más política que científica. Los datos y la realidad importan poco o nada cuando de hacer política se trata.
Para hacer política lo interesante es otra cosa. Es gastar presupuesto. Inventar causas perdidas y molonas. Y dotarlas con presupuesto. Llenar las grandes ciudades de atascos. Perder y hacer perder el tiempo. Y justificar que se ha gastado el presupuesto.
Supongo que algún gurú del asunto cifrará el ahorro en toneladas de CO2 emitido el Día Sin Coche y será chachi piruli. Los cabreos y los retrasos no pueden ponerse en números tan fácilmente. Y digo fácilmente porque más de un gurú de los que hacen estos análisis suelen mirarse el paquete – qué soez y que machista eres, José Luis – y según lo tengan ese día dan la cifra. Eso o un método científico equivalente. Yo les voy a dar mi balance del día sin coche: un aumento del 10% en el recorrido y un aumento del 15% en el tiempo de estancia dentro del vehículo. Por mi parte he emitido más CO2 que el mismo día de la semana pasada. Soy un desalmado.
Para más inri, el transporte público – no todo, por cierto – era gratuito. Lo cual quiere decir que muchos de los que necesariamente lo usamos – sí, yo también gasto el transporte público cuando toca – no lo hemos tenido que pagar dos veces hoy, por fin. No obstante, un día en el presupuesto de las empresas públicas no será un gran desbarajuste, pero independientemente del tamaño, desbarajuste recae sobre los hombros de los mismos. Ya sabe usted quienes. No hemos ganado mucho, por lo que se ve.
Quizá los prebostes de la causa no se enteren pero el caso es que Tesla o Nissan o Toyota o cualquiera que esté realmente invirtiendo recursos en coches eléctricos hacen más por el medio ambiente que su ingeniería social. Mami y papi, – o mami y mami o papi y papi o mama, mami, papi, el tío, la abu, uf, qué dolor de cabeza – cuando lo hacen, hacen más por el medio ambiente que todos sus Días De. Qué el inventor del pen drive hace mucho más por el medio ambiente que ellos. Ellos básicamente detraen recursos, promocionan mentiras y se rascan la barriga condescendientemente, pensando que son la pera.
El planeta, queridos, hay que cuidarlo porque vivimos en él, no porque vaya a venir el Coco – o el Conde-Duque de Olivares*, si eres flamenco. Igual que mantenemos la casa limpia para que no se nos coman las chinches. Para mantenerlo limpio y ordenado hay que basarse en lo único que realmente nos puede ayudar, la ciencia. Cuando la ciencia falla, maravillosa que es, es capaz de detectar sus propios errores. No hay que dudar de la buena voluntad de los primeros calentólogos, muchos de ellos son los están haciendo notar que los modelos empleados hace unos años eran erróneos. Para mantener el planeta limpio, por lo tanto, no hay que crear el Día sin Coche. Gastarse una pasta en campañas publicitarias. Y meter mano al presupuesto. Eso son memeces. Ingeniería social y memeces.
*Nota: Lo que nosotros, españoles, llamamos Hombre del Saco o Coco los holandeses lo llaman Duque de Alba. Con el cabreo que escribí el artículo se me fue la cabeza, y cuando me quise dar cuenta ya estaba envíado. Quede pues constacia como error provocado por el enfado.
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