Se nos olvidan muy rápido las cosas, por ejemplo, que el año pasado no fue fácil comprar hornazo por eso aprendimos a cocinarlo y que celebrar ese día tan bonito en familia fue imposible. Así que hoy, un Lunes de Aguas después, es mágico simplemente porque lo podemos celebrar, tenemos un sitio donde estar, un hornazo que compartir y todo el cuidado del mundo para seguir creando recuerdos bonitos.
Y entiendo que no me ha salido perfecto pero este año mis hornazos tenían orejas, bigotes y nariz porque les he puesto mi marca: ¡un gatazo! Es que las bromas en familia saben mejor, y si es Lunes de Aguas ellos también tienen que celebrarlo de alguna manera