Hace unos días escribía en esta web sobre las mentiras que el medio digital La información decía sobre mi pensamiento y cómo había tratado de ocultarlas sin rectificar cuando yo las denuncié (ver Así miente un medio de comunicación y Así disimula un medio de información que ha mentido).
Desgraciadamente, hoy tengo que denunciar las mentiras de otro medio y si en la ocasión anterior decía que las mentiras eran tan burdas que causarían risa, ahora debo decir que provocan carcajadas porque la exageración es simplemente impresionante.
El diario digital El Confidencial publicaba el 20 de noviembe un articulo de Iván Gil titulado VICENÇ NAVARRO Y JUAN TORRES. Los economistas de Podemos reniegan del decrecimiento y apuestan por el desarrollo.
El título ya es una simple estupidez porque cualquiera que haya leído algo de Navarro o mío sabe que no hemos suscrito nunca la tesis del decrecimiento y que, por tanto, no podemos renegar de ella. Pero lo más grande es lo que el autor del artículo dice sobre mí. Atentos:
Una buena parte de los primeros planes de desarrollo económico que impulsó el Gobierno venezolano de Hugo Chávez –las llamadas misiones– llevan el sello del catedrático granadino Juan Torres. Un trabajo que analiza de forma pormenorizada, y reivindica sus resultados con orgullo, en el ensayo Venezuela, a contracorriente: Los orígenes y las claves de la revolución bolivariana (Icaria).
Es una mentira tan exagerada que, como he dicho, provoca carcajadas. Primero, porque yo estuve en Venezuela por primera vez en mi vida dos meses en el verano de 2002, cuando no se habían puesto en marcha las Misiones a las que hace referencia la noticia. Decir que en ese tiempo yo puse el sello a las misiones que vinieron después es tan estrambótico y fuera de la realidad que me quedo sencillamente paralizado. Es una pura mentira. Como también es mentira que en el libro que cita yo me refiera a las Misiones o que las defienda “con orgullo”. El periodista no se ha tomado la molestia de ver el índice del libro ni, mucho menos, de comprobar que yo sencillamente no escribo sobre la misiones. Es fácil comprobar que en mi capítulo (titulado La economía en tiempos de convulsión: luces y sombras) solo menciono una sola vez la palabra Misiones y sin hacer ningún tipo de valoración.
Pero no termina ahí el asunto. Justamente el mismo día en que El Confidencial publicaba este artículo con mentiras sobre mí me llamó su subdirector para solicitarme amablemente información sobre el documento que junto a Vicenç Navarro he elaborado para Podemos. Le dije que no podía darle información sobre él y aproveché para decirle que el artículo que habían publicado era una auténtica barbaridad y me pidió disculpas. Pero mi sorpresa es que, en lugar de rectificar la información, se limitan a cambiar el texto ¡¡sin dejar de mentir!!
Efectivamente, en la segunda versión del artículo, su autor sustituye el párrafo anterior por el siguiente:
Otra mentira del periodista porque yo nunca he dicho a nadie que mi intervención sobre ese asunto fuese ni testimonial ni no testimonial. Nunca he asesorado sobre las misiones ni sobre esos primeros planes de desarrollo.
Lamento decir, por tanto, que El Confidencia es un medio de desinformación que miente descaradamente.
Lógicamente, yo no puedo saber cuáles son las intenciones por las que esos periodistas mienten. Es verdad que ni yo ni nadie podemos saberlas. Pero no hay que ser un lince para darse cuenta de lo que está pasando. No puede ser una casualidad que se manipule y mienta siempre en el mismo sentido: para tratar de demonizar a Podemos y para presentarlo como si fuera un títere de Venezuela o Cuba.
Siento vergüenza y tristeza al comprobar que profesionales de la información se convierten en marionetas y en divulgadores de la mentira, y como prueba de lo que digo dejo abajo dos capturas de pantalla de los textos que he transcrito antes (el borrado pero que se encuentra en la caché de Google y la segunda versión).