Y estoy convencido de que ustedes se preguntarán el porqué de mi firme previsión, pero la cosa es fácil. Basta ver un poco lo ocurrido estos días y compararlo con lo que ha ocurrido en el PP en otros casos, cuando personajes de este pelaje han sido puestos en solfa democrática por haber utilizado prácticas corruptas.
Si es verdad que la brújula marca siempre el norte, también lo es que cuando Rajoy se mueve para apoyar a algún pepero acusado de algún tipo de corrupción, es para que el interesado se eche a temblar.
Analicemos cuatro casos anteriores en los que Rajoy dijo de:
- Matas: "Quiero un gobierno para España como el de Matas en Baleares"
- Fabra: "Es un ciudadano y un político ejemplar" para el PP y "también para los ciudadanos de Castellón"
- Camps: Siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado
- Luis Bárcenas: Nadie podrá probar que Barcenas no es inocente.
Palabra de Rajoy: Te alabamos, señor.
Bueno, pues resulta que un día después de que se descubriese el pastel corrupto de los viajes canarios de Monago --virrey de Extremadura e Islas Canarias— y horas antes de que un senador por Teruel dimitiera, obligado por la presidente de Aragón –vaya, parece que hay alguien en el PP que da respuesta inmediata a la corrupción—, por cometer la misma corruptela que Monago, el gran Rajoy, el presidente que nos está “arreglando la economía”, se ha solidarizado con el presidente extremeño y le ha expresado su apoyo soltando: "El Gobierno y el partido están en plena sintonía con el proyecto que José Antonio Monago está desarrollando en Extremadura".
¿Verdad que se parece a lo que dijo con Matas Fabra, Camps o Bárcenas? Y, qué es de estos liderísimos de otros momentos. Dos en la cárcel, uno a puntito de entrar y el otro desfenestrado y con causas pendientes. O sea que Monago está aviado. Lo tiene claro, está sentenciado.
Y es que el gran Rajoy tiene esta forma de cargarse a sus muchachos y hay que reconocer que lo hace de muy buenas maneras. Es verdad que de forma hipócrita pero menos cruel que mandándoles a hacer gárgaras. Se trata de una manera dulce de deshacerse de sus monaguillos. Es como si un jefe le dijera a su empleado, eres lo mejor del mundo; y al día siguiente recibiera la carta de despido.
En fin, para empezar visto lo del senador de Teruel, que ha dimitido, Monago ya ha dicho que devolverá el dinero. Primer paso para reconocer su culpabilidad. Y ahora, a esperar que se cumpla su destino, el que le ha señalado el gran capo.
Salud y República