Revista Economía

Otro, viejo, de mi amigo gales

Publicado el 03 septiembre 2014 por Torrens

El Padre O’Malley se levantó de la cama una mañana. Era un buen día de primavera en su parroquia. 

Se acercó a la ventana de su habitación para respirar el aire del bello día. Entonces se dio cuenta que había un asno muerto en medio de su jardín. Sin saber a quién recurrir, llamó inmediatamente a la policía.

La conversación fue así:

“Buenos días, soy el Sargento Jones. En que puedo ayudarlo”

“Deseo que tengas buen día. Soy el Padre O’Malley de la Iglesia Católica de San Francisco Javier. Hay un asno muerto justo en medio de mi jardín”

El Sargento Jones, para demostrar su sagacidad dijo “Mire Padre, siempre he tenido la impresión de que son ustedes quienes se encargan de la última ceremonia”

La línea estuvo en silencio unos instantes, hasta que el Padre O’Malley contestó:

“Tiene usted toda la razón, así es, pero es que también estamos obligados a informar a los parientes más cercanos.”

 

Father O’Malley rose from  his  bed one morning. It was a fine spring

day in his new parish.

He walked to the  window of his bedroom to get a deep breath  of the

beautiful day  outside.  He then noticed there was a donkey lying dead

in the middle of his front lawn.  Not knowing who else to call, he

promptly called the local police station.

The conversation went like this:

”Good morning. This is Sergeant Jones.  How might I help you?”

“And the best of the day  ter yer good self. This is Father O’Malley at

St. Francis Xavier Catholic  Church. There’s a donkey lying dead right

in  the  middle of me front lawn “

Sergeant Jones,  considering himself to  be quite a wit, replied with a

smirk, “Well  now  Father, it was always my impression that  you people

took care of the last rites!”

There was dead  silence on the line for a long moment and then Father

O’Malley replied:

“Ah, ‘to be sure, that is true; but we are also  obliged to notify the

next of  kin.”


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